sábado, 24 de agosto de 2013

15- Vida del Teniente General José Arrando Ballester. (Parte II)

(Nota de la autora: se han añadido algunas fotos y algún dato a la primera parte)

 Vida de José Arrando Ballester

“El intrépido hombre que se forjó a sí mismo” Parte II


El 26 de enero de 1846, el regimiento de José marchó desde Lérida hacia Barcelona a las órdenes del Brigadier Carlos Vargas para perseguir  a los mozos que se sublevaron en la ciudad en contra del sistema de reclutamiento de quintas por negarse a ir al ejército en servicio de la monarquía.

Foto antigua de Barcelona vista desde el castillo de Montjuic.

 A finales de junio de 1846, José fue destinado, como Teniente, con su regimiento a la provincia de Gerona donde permaneció de guarnición durante solo un mes en el castillo de Figueras. Al mes siguiente fueron destinados de guarnición a la provincia de Alicante.

Antigua foto de Alicante. Vista general de la ciudad y castillo de Santa Bárbara al fondo.

Ese año empezó la Segunda Guerra Carlista (entre septiembre de 1846 y mayo de 1849) que se desarrolló especialmente en Cataluña debido, al menos teóricamente, al fracaso de los intentos de casar a la joven reina Isabel II (de 16 años)  con el pretendiente carlista, Carlos Luis de Borbón y Braganza, hijo de Carlos María Isidro de Borbón y pretendiente al trono de España como Carlos V. Sin embargo, Isabel II terminó casándose con su primo carnal Francisco de Asís de Borbón (al que popularmente se le llamaba “Paco natillas” en tono burlesco), aunque el matrimonio no tenía futuro ya que al poco ya dormían separados. Era vox populi que la reina tenía muchos amantes, entre ellos el capitán de ingenieros Enrique Puigmoltó y Mayans, a quienes muchos suponen progenitor de su único hijo varón, el futuro monarca Alfonso XII.  Además se rumoreaba que el rey era homosexual; en una entrevista realizada a la reina años más tarde, cuando le preguntaron por su esposo ella contestó: “¡Qué le puedo decir de un hombre que llevaba más encajes que yo en la misma noche de bodas!”. 


Carlos Luis de Borbón y Braganza, Conde de Montemolin. Pretendiente al trono de España como Carlos V.

Francisco de Asís de Borbón y Borbón-Dos Sicilias. II Duque de Cádiz y rey consorte, esposo de Isabel II.

Sin embargo, aunque la guerra empezó oficialmente en 1846, ésta era una continuación de la anterior. De hecho, en Cataluña, algunas bandas carlistas no se habían rendido tras el final de la primera y habían continuado luchando. A ello se le unió la crisis agraria e industrial de 1846, y algunas reformas impopulares como los impuestos por consumo y la implantación del sistema de quintas. De hecho como la guerra había continuado en toda Cataluña,  las tierras apenas se habían cultivado y había escasez de alimentos.  Por ello muchos mozos se sublevaron negándose a ir a quintas ya que se privaba a sus familias de una importante mano de obra en un momento en que era especialmente necesaria; a pesar de que el gobierno central había enviado ayudas económicas, pero éstas habían sido insuficientes para resolver la crisis.


Imagen: soldados de artillería durante la Segunda Guerra Carlista.

Cabe decir además que muchos sacerdotes y párrocos habían manipulado a la gente llana del pueblo, analfabeta en su mayoría, para que luchasen en una guerra en la que verdaderamente no se luchaba por sus derechos, sino por el poder de la monarquía absoluta y de la Iglesia (por ejemplo: el general carlista Ramón Cabrera, jefe militar del carlismo catalán había estudiado para ser sacerdote, aunque no tomó al final los hábitos, y el cabecilla Benito Tristany era sacerdote). Además muchas veces los ejércitos carlistas llegaban a un pueblo y se llevaban por la fuerza la recaudación de la caja del Ayuntamiento para beneficio del cabecilla y de su ejército, así como numerosos “voluntarios”  forzados. Otras veces los carlistas actuaban como bandoleros, en interés económico propio, y raptaban a mujeres para pedir un cuantioso rescate a sus esposos. Todo ello, unido al hecho de que la guerra no cesó en tantos años, contribuyó enormemente a que la crisis en Cataluña fuera  en aumento. Y, como un pez que se muerde la cola, muchas personas, obligadas por las circunstancias, se vieron forzados e inducidos al robo y a convertirse en bandoleros (trabucaires) para poder subsistir contribuyendo así a la continuación de una guerra sin sentido que solo traía más pobreza y más descontento
 
Caricatura de la revista satírica “La Flaca”, publicada en 1870, sobre la relación del carlismo con el clero. Se puede leer en el cartel el lema del carlismo “Dios, Patria y Rey”. Los soldados carlistas se muestran pintados como ovejas obedientes arrodilladas ante el líder, cómo no un párroco.


Parodia de la prensa de la época (diario La Esperanza) que critica a la Iglesia por cobrar del presupuesto para el clero del Estado y además recaudar dinero del ejército carlista por medio de los párrocos de pueblo. En la parte inferior se puede leer “cría cuervos y te sacarán los ojos”.
 Por ello a finales de 1846, se formaron en Solsona bandas de guerrilleros y, aunque a principios de 1847 no sobrepasaban los 500 hombres, a finales de año ya superaban los 40.000. Éstos  se dedicaban al principio a atacar a funcionarios públicos, robándoles, y a pequeñas unidades militares.

Antigua fotografía de Solsona. Vista general de la ciudad.

AñadirAntigua foto de la Plaza de San Juan de Solsona. leyenda

 En febrero de 1847 el sacerdote Benito Tristany entró en Cervera para hacerse con fondos y munición. De ese modo dicha ciudad se convirtió en la capital del carlismo catalán.

Vista Panorámica de Cervera.
Antigua foto de Cervera. Plaza Mayor

En 1847, José estuvo de guarnición en Santa Pola y a finales de abril pasó con su regimiento a Valencia donde permaneció de guarnición hasta finales de mayo, ya que en esa fecha fue destinado al Segundo Batallón de Cazadores de Tarragona que se hallaba en Aranjuez.

Antigua fotografía de un  Batallón de Cazadores. Año desconocido.

Con este batallón, José  formó parte de la expedición a Portugal bajo las órdenes del General Manuel Gutiérrez de la Concha para ayudar a mantener el gobierno de la reina María II de Portugal, siguiendo las directrices de la Cuádruple Alianza (tratado internacional firmado entre el Reino Unido, Francia, España y Portugal el 22 de abril de 1834, por el cual los cuatro Estados se comprometían a expulsar de Portugal al infante portugués Miguel y de España al infante Carlos;  y como esos países habían ayudado a la reina Isabel II durante la Primera Guerra Carlista, ahora tocaba devolverle el favor a Portugal). Por ello, creemos que José y sus hombres lucharon en Portugal, el 30 de junio  de1847 junto a  las fuerzas portuguesas mandadas por el General Francisco Xavier da Silva Pereira, primer conde das Antas, y, de este modo, consiguieron restablecer por la fuerza la autoridad de la soberana portuguesa en la ciudad de Oporto y pacificar así el país.

Grabado del General Manuel Gutiérrez de la Concha e Irigoyen. Con su victoria durante la expedición de Portugal se convirtió en Marqués del Duero y, por lo tanto, en Grande de España.
 Después fueron a Navarra y estuvieron destacados en la zona de Alsasua hasta septiembre de ese año, 1847.

Desde septiembre los hombres del Segundo Batallón de Cazadores de Tarragona fueron destinados a Cataluña bajo las órdenes del General Manuel Pavia,  donde atacaron por sorpresa al enemigo en Vilapany. Por ello los hombres del batallón lucharon durante  varios días, desde el 16 de octubre hasta el 29 de noviembre. Y donde lograron capturar como prisioneros a: un jefe, un Capitán y un Teniente. 

Imagen de carlistas catalanes durante la Segunda Guerra Carlista.

Retrato del General Manuel Pavía y Rodríguez de Alburquerque



Más tarde, el 1 de diciembre, José luchó en la Batalla de Rupiá, donde por su brillante comportamiento como oficial fue recompensado con el ascenso a Capitán por mérito de guerra.

Imagen: milicianos catalanes carlistas.
 Cuando empezó la Segunda Guerra Carlista, Ramón Cabrera se hallaba en Lion ya que se había exiliado a Francia años antes con sus hombres. Cuando el pretendiente Carlos solicitó su ayuda para dirigir las tropas carlistas, Cabrera le respondió que su deber como súbdito y como militar le impulsaba a obedecer las órdenes de su rey, pero que creía francamente que, aunque la guerra en Cataluña era interesante para mantener los recelos del gobierno de Madrid, las fuerzas no estaban igualadas y por lo tanto la guerra estaba perdida. No obstante Ramón Cabrera cruzó la frontera francesa el 23 de junio de 1848 e intentó organizar, sin mucho éxito, un ejército, al que denominó el Ejército Real de Cataluña.
 
Fotografía coloreada de Ramón Cabrera.


Sin embargo, las tropas de Cabrera no lograron extenderse por el Maestrazgo y José Arrando y los liberales bajo las órdenes del General Manuel Gutiérrez de la Concha lograron debilitar la resistencia de las partidas carlistas. Ello unido a los fracasos de las sublevaciones carlistas en Guipúzcoa, Navarra, Burgos, Maestrazgo y Aragón, dificultó continuar con el conflicto.
En febrero de 1848, José dejó el Segundo Batallón de Cazadores de Tarragona por pasar a situación de reemplazo hasta el 27 de mayo. En esa fecha volvió otra vez al servicio activo de nuevo en el mismo batallón,  pero esta vez como Comandante militar del fuerte de Torre de Canaletas. Este nombramiento lo realizó el propio Capitán General de Cataluña Manuel Pavia con la aprobación de la reina el día 7 de abril.

Extracto de la noticia publicada en El Heraldo el día 29 de diciembre de 1848 donde se anuncia que José Arrando estaba de reemplazo y es destinado a la cuarta sección del Batallón de Cazadores de Tarragona. Esta noticia se publicó anteriormente el día 25 en el Boletín Oficial en la página 770.

El 30 de enero de 1849, José tuvo que luchar en la batalla de Fornells y en Requesens el 14 de febrero. Por haber demostrado su valía como capitán, José fue recompensado con el ascenso a Comandante de Infantería por mérito de guerra. 

Extracto de la noticia publicada en el Boletín Oficial el 25 de mayo de 1849, página 318, donde se cita el ascenso que recibió José Arrando de Capitán a Segundo Comandante. Esta mima noticia se publicó anteriormente el día 14 de mayo en la revista El Archivo Militar nº 3, suplemento 11.

Por estas fechas su nombre empezó a salir en prensa explicando sus hazañas y logros de guerra, al principio, esporádicamente contando sus proezas militares como capitán y, con el paso de los años, con mucha más frecuencia hasta hacerse un nombre en el panorama nacional, especialmente desde la década de 1860 hasta su muerte.

Más tarde, el 11 de abril de 1849, por mandato del Capitán General Marqués del Duero, José, que se hallaba por la zona de Banyolas, debía apresar al cabecilla carlista Brigadier Marcelino Gonforces, conocido como el Marsal. Por ello,  José decidió sorprender a los hombres de este Brigadier de Caballería carlista realizando con su compañía una entrada sorpresa en la rectoría de la iglesia de  Rocacorba donde capturó a cinco carlistas: Pedro Elías, Teniente de Caballería y ayudante secretario del propio Marsal y a cuatro ordenanzas de la escolta de este cabecilla (uno de ellos era un asistente  de dicho Brigadier).

Extracto de la noticia publicada en el diario La Época el día 18 de abril de 1849 donde se informa que José Arrando bajo las órdenes del Capitán General de la Concha salió de Banyolas, en el término de la Rocacorba, con sus hombres del Batallón de Cazadores de Tarragona en persecución de un corto número de rebeldes a los que apresó.





Noticia publicada en el diario La España el 19 de abril de 1849.
Antiguas fotos de Banyolas. Pueblo y lago.
 El 21 de abril de 1849 su esposa dio a luz a su único hijo varón, al que pusieron como nombre  Emilio. (Creemos que José no pudo estar presente en el nacimiento de su querido hijo por hallarse en plena guerra carlista aunque bien pudieran haber establecido una casa temporal en la provincia de Gerona. En esa fecha José Arrando Ballester y su esposa Carmen Vilella y Font, ella natural de Balaguer (Lérida), ya contaban con dos hijas: María del Carmen y Josefina.  El joven Emilio, años más tarde, siguió los pasos de su padre al ingresar en la Academia Militar a la edad de 14 años, gracias a que era hijo de oficial de infantería. (En esa época las condiciones para entrar en la Academia Militar eran dos: ser de sangre noble o ser hijo de oficial).

En abril de 1849  los liberales detuvieron al pretendiente Carlos Luis cuando intentaba pasar la frontera de Francia hacia España. Y el 26 de abril Ramón Cabrera se vio forzado a huir a Francia con sus hombres ante la persecución de las tropas isabelinas. El 14 de mayo cruzó la frontera francesa la última partida de carlistas, la que dirigía el sacerdote Benito Tristany con su hermano; y con ello la guerra se dio prácticamente por terminada.

El 14 de mayo de 1849, José pasó con su batallón a Barcelona. Y el  6 de agosto recibió la orden de ir a San Andrés del Palomar y permanecer allí con sus hombres el resto del año protegiendo la zona.

En junio de ese mismo año 1849, con la guerra recién terminada, el Gobierno publicó un decreto otorgando el amnisticio para  los carlistas, con lo que 1400 hombres regresaron al país, mientras que el resto decidió quedarse en el país vecino. (Como curiosidad: muchos de los veteranos carlistas lucharon años más tarde en la guerra de África como soldados del ejército del Gobierno Central, ejército contra el que habían luchado).

El 1 de enero de 1850, José recibió la orden de dirigir a sus hombres a Vilafranca del Penedés y permanecer allí el resto del año. No hay duda de que José era un hombre ilustrado y culto, ya que desempeñó durante todo ese año la comisión de tesorero o cajero de su batallón. Suponemos que se encargaría de la contabilidad y de administrar los reales de vellón con los que se pagaba a los soldados su sueldo y sus gastos a modo de “utensilio” (ropa, calzado, tabaco, barbería, rancho,…)

En 1851, estuvo de guarnición con su regimiento en Cervera hasta finales de agosto que pasó de guarnición a la Conca de Tremp.

El 1 de enero de 1852, José tuvo que salir con su compañía hacia el Valle de Aran y cruzar el puerto de montaña de la Bonaigua, cosa que hicieron con mucha dificultad debido a lo accidentado del camino y a las duras condiciones climatológicas del Pirineo Catalán en esa época del año (pleno invierno).

Antigua foto del puerto de montaña de la Bonaigua. En esas fechas estaría completamente nevado.
 
Hasta el mes de agosto, José permaneció con sus hombres en esa zona, para regresar, cumplido ese período, a Tremp donde permanecieron de guarnición hasta finales del mes de octubre. A partir de esa fecha pasaron a la ciudad de Igualada donde permanecieron hasta finales del mes de diciembre.

A finales de diciembre, José fue dado de baja en el Batallón de Cazadores de Tarragona y el día 1 de enero de 1853 fue dado de alta en el Regimiento de Infantería de Mallorca que se hallaba de guarnición en la Corte, Madrid.

Antigua fotografía de algunos miembros del Regimiento de Infantería de Mallorca nº 61. Año desconocido. Los 4 centrales son oficiales por llevar bastón o espada de oficial.
José permaneció en Madrid desde el 9 de enero hasta finales de mayo. Después fueron destinados a Torrelaguna donde permanecieron hasta finales de septiembre. Y de nuevo fueron destinados a la capital madrileña

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Grabado antiguo de Torrelaguna.

El 7 de junio de 1853, se le concedió una de las máximas condecoraciones militares: la Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo por haber cumplido la antigüedad necesaria para obtenerla. De hecho esta cruz se suele conceder a los 25 años de servicio militar, sin embargo José Arrando la consiguió cuando tan sólo contaba 15 años de servicio, debido al tiempo extra que se le sumó en su hoja de servicios por los años cumplidos en servicio activo de campaña militar ininterrumpidos. 

Esta condecoración era pensionada, es decir, José empezó a cobrar a sus 38 años, por haberla recibido, una pensión anual de 2400 reales de vellón, aparte de su sueldo de Primer Comandante.

Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo concedida el 29 de marzo de 1854 por Real Orden con la antigüedad del 7 de junio del año anterior.







Según Vicente Aguilella, sobrino-bisnieto del General Arrando, José Arrando estuvo en 1854 en la casa de su hermano Juan Bautista en Onda, siendo ya Comandante. Al parecer allí se hospedó el Estado Mayor de su Regimiento y allí se planificó la Batalla de Alcora (aunque nosotros no hemos encontrado datos que lo confirmen en su expediente militar).

El 8 de enero de 1854, José marchó de Madrid con su regimiento en dirección a Tarragona en donde permaneció de guarnición hasta el día 17 de julio, fecha en que se produjo el Alzamiento Nacional, también llamado Revolución de 1854 o Vicalvarada (por haberse producido un enfrentamiento militar en Vicálvaro)

Fotografía aérea de Tarragona ciudad. Siglo XX.

Desde 1844, la reina había apoyado al partido liberal conservador, negando toda posibilidad de que gobernase el partido liberal progresista, a pesar de que fuese escogido en alguna ocasión por el pueblo. Por ello gobernaba Luis José Sartorius, Conde de San Luis, que carecía de apoyo en las Cortes pero contaba con la confianza y el beneplácito de la reina.  Esta época conocida como Década Moderada se acabó cuando se realizó la revolución de 1854 o Vicalvarada en la que las fuerzas del General  Leopoldo O'Donnell se pronunciaron en Vicálvaro el 28 de junio y se enfrentaron al ejército gubernamental, dos días más tarde.
Retrato de la reina Isabel II
 Retrato de Luis José Sartorius, Conde de San Luis y presidente del gobierno por el partido liberal moderado por apoyo real.


Este alzamiento militar fue seguido de una insurrección popular. De este modo la insurrección estalló en Barcelona el 14 de julio, donde, además del pueblo en sí, se manifestaron  violentamente los obreros descontentos por sus duras condiciones laborales. El 17 de julio en Madrid donde se manifestaron en masa las clases populares altamente descontentos con el nivel de paro aprovechando que el ejército de la reina había salido de Madrid para enfrentarse a las fuerzas del General O’Donnell. Y por ello, atacaron los palacios del Marqués de Salamanca, del propio presidente del Gobierno (el Conde de San Luis), de la reina madre María Cristina de Borbón y asaltaron la cárcel del Saladero para liberar a los demócratas Nicolás María Rivero y Sixto Cámara.

La sublevación de Barcelona y de Madrid fue secundada en otros lugares donde también se formaron juntas, como en Valencia, Valladolid, Zaragoza y Logroño.

El 17 de julio la reina, al ver las calles llenas de barricadas, destituyó al Conde de San Luis y nombró presidente al General Fernando Fernández de Córdoba, que fue sustituido dos días más tarde por el Duque de Rivas. Éste intentó reprimir la sublevación en espera de que volviesen las tropas que habían salido de Madrid.

Finalmente, la reina (aconsejada por su madre) entró en razones y mandó llamar a los iniciadores de esa revolución,  los generales: Baldomero Espartero y  Leopoldo O’Donnell. Isabel II aceptó todas las condiciones que se le impusieron: se convocaron Cortes Constituyentes, la reina Madre respondió a las acusaciones de corrupción, Isabel II reconoció sus errores,… En definitiva, terminó de imponer su regia voluntad ante la decisión de los votantes.

Por ello, el 28 de julio el General Espartero, aclamado por la multitud, entró con sus tropas en Madrid y se dio un abrazo triunfal con su antiguo enemigo el General O’Donnell. De ese modo terminó la Década Moderada y empezó el Bienio Progresista (1854-1856).

Retrato del General Baldomero Espartero
 
Retrato del General Leopoldo O’Donnell

Por este alzamiento, el 31 de julio de 1854, José ascendió a Comandante y fue destinado bajo las órdenes directas del Capitán General de Aragón D. Ignacio Gurrea para liderar a sus hombres por esta zona (no olvidemos que Zaragoza fue uno de los lugares que se sublevaron en la revolución de 1854.. A finales del mes de septiembre fue dado de baja del  Regimiento de Infantería de Mallorca y pasó a situación de reemplazo. 

Fotografía antigua del edificio de la Capitanía General de Aragón en Zaragoza.

Afortunadamente, desde el 31 de Septiembre de 1854 hasta principios de noviembre de 1859, José tuvo la suerte de permanecer en situación de reemplazo, disfrutando así de un bien merecido descanso (de 5 años, 1 mes y 9 días) en su tierra natal; estando rodeado de su familia, su esposa e hijos. Sin embargo, el 9 de noviembre de 1859 entró en situación de comisión activa y fue nombrado Comandante de la caja de quintos de Castellón. 


Imagen: Fotografía del Cuartel de Infantería de San Francisco de Castellón. Anteriormente fue un convento que se convirtió en cuartel tras la desamortización de Mendizábal en que se le expropió terrenos e inmuebles a la Iglesia. 

En aquella época (a partir de 1829) eran los ayuntamientos de pueblos y ciudades los que realizaban listas de padrón de los mozos que eran aptos por edad para el servicio militar (20 años), a la vez se encargaban de gestionar las quejas sobre los alistamientos que se encargarían de resolver las Diputaciones Provinciales a través de sus Comisiones Provinciales de Reclutamiento. Sin embargo, una vez declarados soldados y resueltas las posibles reclamaciones, los mozos se concentraban en cajas de quintos. De este modo José se encargó de la caja de quintos de Castellón en 1859 y 1860, es decir, fue el encargado de organizar dicha caja de quintos de Castellón y de asignarle a cada uno un destino en alguno de los regimientos y batallones donde tendrían que cumplir su servicio militar. 

Sorteo de quintos en un Ayuntamiento de pueblo en 1908 o 1909. 

Desde el 1 de enero hasta marzo de  1861, José volvió a estar en situación de reemplazo hasta que el 14 de marzo fue nombrado Secretario de la Comandancia General del Maestrazgo. Cargo que desempeñó hasta el 31 de junio, fecha en que volvió a su pueblo natal, Tales y Onda, por haber pasado a situación de reemplazo (situación que duró desde 1862 a 1864). Según Vicente Aguilella en su libro “Historia de un soldado”, en Onda José Arrando tenía una casa en el Plá, suponemos que era la Plaza del Pla, una de las plazas más importantes del centro histórico del pueblo donde está el ayuntamiento y se hacían tradicionalmente las corridas de bous (toros).

Plaza del Pla en Onda en fiestas. Corridas de bous.
   
El 13 de junio de 1865, José volvió a ser nombrado nuevamente  Ayudante Secretario de la Comandancia General del Maestrazgo hasta el 18 de julio en que volvió a pasar a situación de reemplazo y de vuelta a su hogar. Sin embargo, el 3 de diciembre de ese año fue destinado por Real Orden al Regimiento de Infantería de Guadalajara nº 20 que se hallaba de guarnición en Burgos. 
Con su nuevo batallón, José emprendió la marcha el día 14 de junio de 1866 desde Burgos en dirección a El Ferrol. Tras un largo camino de muchos días de marcha a pie, llegaron por fin el 8 de julio. José permaneció allí con sus hombres hasta que a finales de octubre José fue destinado al Regimiento de Granada número 34 por haber sido ascendido a Teniente Coronel por antigüedad. 

Imagen: Cuartel de Infantería de Nuestra Señora de Los Dolores del Ferrol. Foto de 1902.
Afortunadamente el Regimiento de Granada nº 34 se encontraba de guarnición en Valencia; así que José pudo estar de nuevo cerca de su tierra.
El 10 de Octubre de 1867, José fue condecorado con la Cruz del Mérito Militar de Segunda Clase.

 
Cruz Roja del Mérito Militar de Segunda Clase, concedida el 10 de octubre de 1867.



En Septiembre de 1868 se produjo el Alzamiento Nacional o La Revolución llamada “La Gloriosa” que supuso el destronamiento de la reina Isabel II y el inicio del periodo conocido como Sexenio Democrático. Los motivos que provocaron esta revolución fueron: por un lado, la crisis financiera del capitalismo español, producida en 1866 en el sector textil en Cataluña y en el sector ferroviario en toda España, los dos sectores que más empleos producían, y que arrastró con ella a los bancos y a las sociedades de crédito; y, por otro, la crisis de subsistencias de 1867 y 1868 producida a causa de las mala cosechas de esos años que provocó el encarecimiento de los alimentos básicos como el pan. De este modo, (sin trabajo y con hambre) se creaban las condiciones explosivas para que el pueblo se amotinase. Por ello, en agosto de 1866 se firmó en Bélgica, por iniciativa del General Prim, el Pacto de Ostende, con el objetivo de derrocar a la reina, de nombrar un Gobierno Provisional que se encargaría de que el pueblo escogiese a sus nuevos dirigentes por sufragio universal y de buscar un nuevo monarca.

Por ello, el Almirante Juan Bautista Topete se sublevó con toda su flota en Cádiz el 18 de septiembre de 1868. Mientras el General Juan Prim recorría toda la costa mediterránea a bordo de la fragata acorazada Zaragoza logrando que se sumaran a la causa todas las ciudades españolas desde Málaga hasta Barcelona. 
 
Imagen: El Almirante Juan Bautista Topete

Fragata acorazada Zaragoza en la que viajó el General Prim en 1868.  

En pocos días el alzamiento se extendió por toda España, tanto entre la población como en el ejército. La batalla decisiva fue el triunfo de la  Batalla de Alcolea, producida el 28 de septiembre en el puente del pueblo cordobés de Alcolea; tras la cual la reina tuvo que exiliarse a Francia desde San Sebastián, donde estaba veraneando.

El 8 de octubre ya se había formado en Madrid un Gobierno provisional presidido por el General Serrano (triunfador en la Batalla de Alcolea), el General Prim y el Almirante Topete.

Miembros del Gobierno Provisional en 1869. De izquierda a derecha: Laureano Figuerola, Hacienda; Práxedes Mateo Sagasta, Gobernación; Manuel Ruiz Zorrilla, Fomento; Juan Prim, Guerra; Francisco Serrano, presidente del gobierno provisional; Juan Bautista Topete, Marina; Adelardo López de Ayala, Ultramar; Antonio Romero Ortiz, Gracia y Justicia; y Juan Álvarez Lorenzana, Estado. Foto de J. Laurent.


José se adhirió al Alzamiento Nacional en contra de la tiranía y de los caprichos de la reina (al igual que lo hicieron la mayoría de oficiales del ejército).  Por ello, el día 19 de septiembre salió de Valencia con 4 compañías de su batallón y 50 caballos y jinetes del Regimiento de Sagunto nº 4 de Lanceros en dirección a la provincia de Alicante, huerta de Gandia y Ribera de Valencia donde luchó contra los soldados fieles a Isabel II. Una vez acabado su cometido, a finales de enero de 1869, regresó a Madrid a ponerse bajo las órdenes del Ministro de la Guerra Juan Prim.

Foto de estudio del General Juan Prim, Ministro de la Guerra.

Por haberse adherido al Alzamiento Nacional de 1868, José fue ascendido al grado de Coronel y además consiguió que el propio General Juan Prim le elogiase y le comunicase que era merecedor del aprecio del Gobierno Provisional.

Fotografía de Madrid. Capitanía General y Calle Mayor.
              Fin de la segunda parte

Lupe

sábado, 3 de agosto de 2013

Actualizaciones

PEQUEÑOS DESCUBRIMIENTOS

Esta semana ha sido una semana de pequeños descubrimientos que me han ilusionado.
 
Por un lado, hemos descubierto que el hermano del Teniente General, es decir Bautista se llamaba en realidad Juan Bautista Arrando Ballester, nació en 1808 (es decir era el hermano mayor) y obtuvo el título de agrimensor en 1855 (con 47 años) en la Academia de Valencia (tal y como sospechábamos porque la de Castellón se creó años más tarde).


Fragmento del Boletín oficial del Ministerio de Fomento, tomo XIV (número 171 abril- número 182 junio de 1855) donde se muestra que Juan Bautista obtuvo el título de Agrimensor expedido en la Academia de Valencia ese año a la edad de 47 años (su nombre aparece al final de la lista).

 
También hemos descubierto que el hijo de Juan Bautista, Pepe Arrando Ballester (que murió en Cuba de fiebres amarillas) probablemente se casase con una señora apellidada Forés y tuviese varios hijos: Carmen, Bautista (nacido en 1872) y José (nacido en 1875). También sabemos que los tres tuvieron descendencia (colgaremos un árbol actualizado dentro de poco). (Sus tumbas están en el panteón familiar de Onda). De él sabíamos que en 1877 ya era viudo, pues con los últimos datos deducimos que su mujer murió entre 1875 y 1877.
 
Además de encontrar un informe del Departamento de Guerra que los Estados Unidos realizó en 1898 donde se recoge un listado y observaciones de todos los soldados y fuerzas del ejército español en la península y en sus colonas para evaluar las fuerzas contra las que tendrían que luchar en la guerra Hispano-americana y donde aparece el nombre de  Emilio Arrando Cutanda.
 
Fragmento del Informe realizado por EEUU en 1898 titulado "Notes and tables on organization and establishment of the spanish army in the península and colonies". Publicado en Whashington por la Gobernment Printing Office en 1898. Este informe se halla custodiado por la Biblioteca de la Universidad de California.
 
Así que como es un blog "vivo" añadiremos los datos en sus respectivos capítulos.
 
Aparte hemos encontrado otros Arrando sin conexión entre los cuales los más enigmáticos son:
 
En 1127,  el Abad del Monasterio de Pruliaco de la orden del Císter (en Francia, junto al Sena) llamado Abad Arrando. que pidió a San Bernardo de Claraval consejo sobre uno de sus feligreses y recibió una carta del propio Santo.
 
Unos cuantos Arrandos italianos también del siglo XVIII y XIX, (todos de la misma familia) que vivian en Sicilia.
 
Y, cómo no el propio Gobernador de Texas del  siglo XIX, cuando Texas no pertenecía aún a EEUU.
 
Lupe
 

jueves, 1 de agosto de 2013

14.- Vida del Teniente General José Arrando Ballester (Parte I)

Vida de José Arrando Ballester
“La leyenda de un valeroso soldado" 

Nació en Tales (Castellón de la Plana), el día 18 de marzo de 1815.

José Arrando Ballester. Retrato realizado en 1903 por Honorio Romero Orozco por encargo de su hija mayor Mª Carmen para presidir el panteón que ella edificó para la familia Arrando en Onda. Suponemos que el retrato se pintó a partir de alguna fotografía porque el Teniente General falleció en 1893.


Firma de José Arrando Ballester realizada en 1865. (Nota de la autora: me hace mucha gracia ver la letra y la firma del general porque es igual que la de mi marido, José M. Arrando, al 99'9%.)
En esa época el pueblecito de Tales pertenecía al municipio de Onda, que se halla próximo a él, ya que no fue hasta 1842 cuando éste se independizó y formó municipio propio.

Era hijo de Pelegrín Arrando Puchals y de Mª Teresa Ballester Centelles. Nació y pasó los primeros años de su infancia en la casa familiar que hacía esquina entre la calle Tremedal (hoy Gloria Agraz) y Segorbe. Aunque más tarde pasó a vivir a una casa de la plaza de la Iglesia conocida popularmente como casa López.

Calle Tremedal. Casa donde nació José Arrando Ballester en Tales (foto del siglo XX)

Casa de los padres de José Arrando Ballester en la plaza de la Iglesia de Tales, conocida como casa López (foto del siglo XX)

Calle Doña Gloria Agraz de Tales en la actualidad, antigua calle Tremedal

De momento desconocemos cuántos hermanos y hermanas tenía, puesto que los archivos de los registros tanto municipales como eclesiásticos fueron destruidos durante la guerra civil y sólo se conservan datos posteriores. Aunque sabemos que tuvo un hermano llamado Bautista y muy probablemente otro llamado Emilio (de éste último apenas hemos encontrado datos, sólo sabemos que fue Alférez de Infantería, que fue ayudante del Teniente General y que sería mucho más joven que sus hermanos; aunque también podría haber sido un sobrino suyo, porque los hijos de Bautista curiosamente tenían los mismos apellidos que su padre; tal vez  Vicente Aguilella Rausell al escribir su libro sobre el Teniente General José Arrando Ballester se hubiese olvidado citarlo como hijo de Bautista).

Antigua foto de la Iglesia de Tales (foto del siglo XX)


Creemos que nació en el seno de una familia burguesa castellonense, pero no noble, porque todos los miembros de la familia de su época (que hemos podido descubrir e investigar) tenían estudios (casi todos superiores), cosa que destaca en un tiempo en el que más del 60% de la población era completamente analfabeta. 

Foto antigua de Tales. Década de 1960. Otra vista de la Plaza de la Iglesia.

Durante su infancia estudió en un colegio de frailes. (Datos recogidos del libro de Vicente Aguilella Rausell “El Teniente General José Arrando Ballester. Historia de un soldado”, según la información que le explicaba de pequeño su abuela Carmen, hija de Bautista). Probablemente se tratase de los frailes carmelitas del Convento del Carmen situado en Onda que impartía enseñanza entre los jóvenes de los pueblos cercanos, tal y como lo hacían otros monasterios de frailes Carmelitas de la zona y como lo sigueron haciendo en el siglo XX. Sin embargo, tampoco tenemos datos que lo confirmen ya que el convento se quemó en plena Primera Guerra Carlista (2 de agosto de 1836) y fue más tarde reconstruido, entre 1879 y 1891.
Imagen: Foto antigua del Convento del Carmen de Onda ya reconstruido.


Fotografía de la orla de los alumnos del curso 1929-1930 con el fraile carmelita en el centro (alumnos del vecino convento de frailes carmelitas de Vila-Real). Ambos conventos carmelitas estaban muy relacionados entre sí. 

José Arrando Ballester no sintió la llamada del ejército en su infancia y adolescencia ya que, el 5 de diciembre de 1835, con 20 años (la edad reglamentaria), fue llamado a quintas, estando España en plena Guerra Civil (Primera Guerra Carlista). Sin embargo descubrió poco a poco la vocación de militar estando ya sirviendo como soldado, llegando con los años  a lo más alto del escalafón militar, lugar destinado casi exclusivamente a los nobles de la época que eran lo que podían entrar de jóvenes en la academia militar. De ahí que valoremos su gran mérito, ya que sin ser hijo de oficial ni de noble cuna (requisitos indispensables para entrar en la academia militar por aquel entonces) consiguió pertenecer al Estado Mayor del Ejército. Y, además, logró ser diputado y senador, lugar también destinado sólo a unos pocos privilegiados de la época, en su mayoría nobles.

Nada más entrar en el ejército en su quinta, con 20 años, José fue destinado al Regimiento de Infantería de Albuera nº 7 de ligeros.  En este regimiento sólo sirvió como soldado quinto durante un año y 26 días porque rápidamente empezó a destacar y a asender por mértitos de guerra.

Dibujo de un   oficial de Infantería de ligeros. Dibujo que muestra el uniforme típico de los soldados de las 7 unidades o Regimientos del cuerpo  de Infantería de ligeros que se crearon el 8 de mayo de 1829 (nº 1, Cazadores del Rey; nº 2, Voluntarios de Aragón; nº 3, Gerona; nº 4, Voluntarios de Valencia; nº 5, Voluntarios de Bailén; nº 6, Voluntarios de Navarra; nº 7, Albuera). Los soldados de Infantería de ligeros vestían casaca verde oscuro. 



En aquella época el país se hallaba inmerso en plena Primera Guerra Carlista (1833-1840) entre dos bandos opuestos: por un lado los llamados carlistas o partidarios de que reinase el Infante Carlos Maria Isidro de Borbón, y, por el otro, los llamados isabelinos, cristinos o liberales, partidarios de que reinase María Cristina de Borbón como regente de su hija de 3 años,  la reina Isabel II. 



Imagen: soldados cristinos o isabelinos de la Primera Guerra Carlista. El uniforme de la Infantería era con casaca azul  oscuro, sin solapas; cuello, portezuela en la manga y vivos amarillos, con sobrepuesto en el cuello azul oscuro; charreteras a la walona, botón blanco convexo, con un solo filete al canto y en el centro el nº del regimiento. Pantalón ancho de paño gris celeste, con medios botines negros y otro de lienzo blanco, con medios botines de lo mismo. Chacó con escudo y carrilleras de latón; pompón y galón encarnado en las compañías de Carabineros, verde en las de Tiradores; amarillo en las de Cazadores y blanco en la Plana Mayor.

Lo que había sucedido para que el clima político llegase a producir esta Guerra Civil fue lo siguiente: después de que el país se uniese para derrotar a Napoleón en la guerra contra los franceses y durante el reinado de Fernando VII, el país se dividió en dos corrientes de pensamiento. Por un lado, “los apostólicos”, partidarios de la España de las tradiciones  que añoraban el poder absolutista del rey y los tiempos de la Inquisición con el temido Torquemada. Y por el otro, “los doceañistas”, los intelectuales seguidores de las nuevas corrientes de pensamiento librepensador que corrían por Europa tras la Revolución francesa, partidarios de una constitución, de un gobierno escogido por el pueblo y de los avances ya sean sociales, industriales, económicos,… 

Retrato del infante Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII y autoproclamado rey con el nombre de Carlos V.


Retrato de la regente María Cristina durante su regencia. Retrato de Vicente López. Museo del Prado.



Tras tres matrimonios sin descendencia, el rey Fernando VII se volvió a casar por cuarta vez con Maria Cistina, su cuarta esposa y sobrina del rey de Francia. Estando ella embarazada, el rey decidió suprimir, por si acaso, la Ley Sálica (de 1713),  que excluía  las mujeres del trono, para asegurar su continuidad sucesoria. Este hecho no fue reconocido por su hermano Carlos, aspirante al trono y heredero hasta la fecha. Por ello, cuando el rey murió y el 24 de octubre de 1833 su hija Isabel fue proclamada reina a la corta edad de 3 años, su tío Carlos, que ya se consideraba rey, impulsó una nueva guerra buscando partidarios que le apoyasen. De esta forma, los intelectuales, liberales y gente de ciudad apoyaron con las armas la regencia de María Cristina; mientras que el clero, los apostólicos, absolutistas y una parte del pueblo llano influído por los párrocos de pueblo se decantaron a favor del infante Carlos.

Retrato de la reina Isabel II de niña siendo ya reina.

Por ello, en 1836, José y su regimiento fueron llevados a Barcelona donde a partir del mes de  abril formaron parte de la Brigada del Brigadier Osorio y tomaron parte en operaciones militares en la zona de Bruc y Manresa ya que tenían la orden de proteger el paso del camino y mantenerlo libre de carlistas hasta la ciudad de Cervera. Cuando las cuatro brigadas isabelinas que se hallaban en la zona y se dirigían hacia el fuerte, bajando  por el paso estrecho de montaña del Bruc, vieron que se encontraron rodeados por 5 o 6 mil carlistas, que se hallaban bajo el mando del cabecilla carlista Torres, intentaron girar sobre sus pasos y batirse en retirada escalonadamennne. Sin embargo, al observar que los carlistas les cortaban el paso incluso por la retaguardia, se replegaron en el centro en una sola masa y aguantaron los ataques  de la caballería y la infantería del ejército carlista aguantando heroicamente hasta el último cartucho. 

Representación de una batalla entre los ejércitos isabelinos y carlistas.

José Arrando Ballester debió destacar rápidamente entre sus compañeros porque el 1 de febrero de 1936 fue escogido para ascender a Cabo Segundo. Y dos meses más tarde, el 1 de abril, volvió a ser escogido para ascender de nuevo a Cabo Primero, con 21 años.

En 1837, participó  en operaciones militares por la zona de Lérida, concretamente, el 26 de septiembre, en la batalla del Barranco de las Bastidas, en la Seo de Urgell. Bajo las órdenes del Brigadier José Domingo. Y el 1 de diciembre volvió a ser escogido para ascender de nuevo a Sargento Segundo.

Grabado que muestra tropas isabelinas de la Primera Guerra Carlista.

En 1838, con 23 años, se encontró en el sitio y asalto de la ciudad de Solsona ocurrido entre el 21 al 29 de julio a las órdenes del General Barón Ramón de Meer y kindelán (que ejercía como Comandante en Jefe del ejército liberal de Cataluña), ya que el cabecilla carlista Benito Tristany había tomado por la fuerza la ciudad ocupándola por sorpresa, durante la noche  del 20 al 21 de abril, para convertirla en la capital del carlismo catalán. Para poder liberar la ciudad, los hombres del Barón de Meer avanzaron  en dirección a Solsona, pero viéndose constantemente rodeados por el flanco izquierdo y por la retaguardia, se vieron obligados a acampar en la cima del monte Llobera donde llegaron cuando ya había anochecido. La situación del Barón de Meer era extremadamente crítica ya que los liberales se encontraban escasos de alimentos y de munición. Además andaban escasos de hombres ya que la columna del Coronel Niubó había sido atacada y deshecha por el enemigo y la división del General Francisco Javier Azpiroz no había recibido el último comunicado mandado para que se reuniese con ellos a modo de refuerzos. Cuando cesaron los disparos, los isabelinos volvieron atrás y pernoctaron parte de la noche en Cardona. Pero, apenas pudieron descansar ya que, a las tres de la mañana, el Barón decidió emprender de nuevo la marcha con la intención de abrirse paso a golpes de bayoneta si hiciese falta para liberar la ciudad. Por el camino los carlistas continuaron disparando sus fusiles parapetados y protegidos por los desniveles del terreno. Los liberales para defenderse instalaron en batería los cañones de artillería en la retaguardia.

Grabado de una batalla entre los liberales y los carlistas.

Aunque los ataques carlistas continuaron por todos los flancos,  los liberales siguieron avanzando en dirección hacia Solsona y únicamente retrocedieron  ante el ataque de la caballería carlista. Cuando los liberales llegaron a la ciudad, Tristany se vio obligado a evacuar sus tropas con lo que los soldados isabelinos lograron recuperar la ciudad de Solsona y liberar al pueblo.  Por esta batalla, en la que no dudamos que José destacó por su valentía,  fue ascendido a Sargento Primero y el Gobernador Militar Ramón Montero le encargó la tarea de abrir y cerrar las puertas del cuartel fortificado de Solsona y de dirigir una pequeña ronda que efectuaban arriesgadas salidas nocturnas hacia los campamentos enemigos para observar y localizar los puestos donde se encontraba el enemigo. Sin duda esa información sería valiosa para más tarde disparar la artillería pesada en esa dirección.



Vista general de Solsona
Por el sitio y la liberación de la ciudad de Solsona, el 1 de mayo de 1838, José fue condecorado con una Cruz de Distinción (medalla creada a propósito de ese hecho de armas). Además, durante ese mismo año, 1838, desempeño la comisión de secretario del Gobierno Militar de Solsona.

Cruz de distinción por el sitio y asalto de Solsona concedida en 1838 según la Real Orden de 1 de agosto


El 2 de abril de 1839, su regimiento salió con el encargo de auxiliar la guardia del castillo de la ciudad de Solsona y tras este acto, en el que demostró de nuevo su valía, José fue nuevamente ascendido, esta vez con el grado de Subteniente y fue agregado al Cuartel General del Capitán General de Cataluña Gerónimo Valdés donde pasó el resto del año y parte del siguiente.

Postal antigua de Solsona. Vista general del Castillo viejo.

El 24 de abril de 1840, José consiguió la Cruz de Distinción por la Batalla de Peracamps,  zona próxima a Solsona, donde se produjo el famoso pacto de Lécera, acuerdo que firmaron los generales Cabrera (carlista) y Juan Van-Halen (liberal) para realizar un intercambio de prisioneros entre ambos bandos.

Dibujo y foto de la Cruz de Distinción por la Batalla de Peracamps. En su reverso se puede leer 24 y 28 abril de 1840.

General carlista Ramón Cabrera, Duque del Maestrazgo, Marqués del Ter y Conde de Morella, nacido en Tortosa en 1806 y muerto en Inglaterra en 1877. Grabado de una colección particular

Imagen del Pacto de Lécera, tras la batalla de Peracamps, en el que ambos bandos se intercambiaron prisioneros. Pacto realizado  entre el General Cabrera (carlista) y el General Juan Van-Halen (liberal).

Aunque el año 1840, tras el abrazo de Vergara producido en el Norte entre el General Espartero (isabelino) y el General Maroto (carlista), se considera oficialmente el final de la Primera Guerra Carlista, el General carlista Cabrera continuó luchando en Cataluña y el Maestrazgo. Por lo que la guerra en Levante continuaba, aunque en ocasiones se trataba de pequeños ejércitos de bandoleros (trabucaires).

Imagen: El abrazo de Vergara, entre los Generales Espartero (cristino o isabelino) y Maroto (carlista). El convenio de Vergara puso fin a una guerra que supuso un derramamiento inútil de sangre joven, la ruina económica del país, y el derrumbamiento de la era industrial, es decir, supuso un retraso del país con respecto al resto de Europa.


Retrato del General isabelino Joaquín-Baldomero Fernández Álvarez Espartero, duque de la Victoria y de Morella y conde de Luchana

Retrato del General carlista Rafael Maroto, general del ejército carlista del País Vasco al final de la guerra.


La regencia de la reina madre María Cristina de Borbón empezó en 1833, sin embargo en el año 1840 el hecho de que ella aprobase una polémica ley emitida por el gobierno en la que a partir de la fecha, los alcaldes de los ayuntamientos serían escogidos por el propio gobierno y no por el pueblo, hizo que el partido progresista que estaba en la oposición se movilizase en contra de esa nueva ley, considerándola inconstitucional, y  buscasen apoyo entre la prensa, el General Espartero (vencedor de la Guerra Carlista y de ideología progresista) y el pueblo llano. Por ello, entre la gente del pueblo se crearon “Juntas Revolucionarias” que desafiaron la autoridad de la reina madre regente.  Ante este hecho conocido como la “Revolución de 1840”, la reina madre no tuvo más remedio que nombrar al General Baldomero Espartero como presidente del Gobierno, para apaciguar los ánimos, y como regente dejándole a cargo de sus dos hijas (Isabel II y su hermana Luisa Fernanda de Borbón); además no tuvo más remedio que exiliarse a Francia (Marsella) por no haber aceptado las condiciones que se le imponían y desde donde ella pensaba conspirar desde allí con mayor seguridad.

De ese modo empezó la regencia del General Espartero que duró apenas dos años (desde finales de 1840 a 1843) porque una parte de los progresistas no estaban de acuerdo con que únicamente gobernase Espartero, concentrándose todos los poderes en uno a modo de dictadura militar, y exigían la creación de una Junta Central formada por representantes de las Juntas Provinciales, además de que la regencia fuese llevaba por tres personas y no una sola.

En 1841, José estuvo de operaciones con su regimiento persiguiendo por la zona de Lérida las facciones carlistas del cabecilla  sacerdote Benito Tristany y de operaciones militares por el Valle de Arán, Tarragona, Tortosa y Reus.

Imagen: carabina con sistema de chispa y bayoneta usada en la Primera Guerra Carlista (1833-1839). (Museo de San Telmo)

Más tarde, con 27 años, estuvo de guarnición en Reus hasta el 2 de septiembre de 1842 y, después, fue destinado con su regimiento de guarnición a Valencia hasta final de mes porque en esa fecha fue destinado al Regimiento de Infantería de Saboya nº 6 que se encontraba en la zona de Barcelona.

A finales de 1841 y principios  de 1842, se produjeron en Barcelona alzamientos de Juntas Revolucionarias que se mostraban contrarias al acuerdo comercial que Espartero había hecho con los ingleses y que perjudicaba a la industria textil catalana. Por ello, Espartero con el ego consumido por el poder decidió sitiar la ciudad y bombardearla en 1842. Esta decisión  trajo como consecuencia la caída de la popularidad de Espartero y el final más tarde de su regencia y gobierno.

Noticia publicada el 9 de julio de 1842 donde se explica que José Arrando es ascendido a Sargento Primero y destinado al Regimiento de Saboya nº 6.

Revueltas producidas en Barcelona contra Espartero que provocaron el bombardeo de la ciudad (Revuelta de los madrugadores  "dels matiners")

Por ello, José como Teniente y su Regimiento de Infantería de Saboya nº 6 fueron llevados a Barcelona donde les ordenaron actuar bajo las órdenes del General Don Antonio Banchalén: el día 18 de septiembre, ante los tumultos organizados que perturbaron el orden en la ciudad; el día 16 de octubre en la defensa de “la Ciudadela” y el 17 bloquearon la ciudad hasta que ésta se rindió. Por su valiente comportamiento, José fue nuevamente recompensado con el ascenso al grado de Teniente, el 18 de enero de 1843.



Extracto del diario El Heraldo publicado el 27 de enero de 1843 donde se nombra el ascenso de José Arrando de Subteniente a Teniente. Esta misma noticia también se publicó idéntica en el diario El Constitucional el 9 de febrero


En mayo de 1843, su regimiento fue dirigido a la zona de Lérida, bajo las órdenes de Martín Zurbano, y de allí marcharon hacia Reus porque la ciudad se había levantado en armas contra Espartero. En mayo la ciudad había formado un movimiento revolucionario para derribar a Espartero, por ello el 11 de junio se creó una Junta Revolucionaria ciudadana, cuyo presidente era el propio General Prim. Ese mismo  11 de junio, las tropas del General Martín Zurbano cumpliendo órdenes del mismísimo  Espartero, entre ellos el propio José Arrando,  sitiaron la villa de Reus para bombardearla. Al final la ciudad recapituló y los revolucionarios  se rindieron. Años más tarde cuando cayó el poder de Espartero, el nuevo gobierno la otorgó a la ciudad el título de “Ciudad Esforzada” y a Prim el de Conde de Reus. Después de la rendición de la ciudad el Regimiento regresó a Lérida.

A finales de julio su Regimiento fue destinado a la provincia de Castellón con las órdenes de perseguir a los cabecillas carlistas Groch y Lacoba, tras lo cual regresaron nuevamente a Lérida.

Ese mismo año la sublevación popular, conocida como “alzamiento nacional”  se extendió en Cataluña, Andalucía, Galicia, Valencia y Zaragoza en contra de Espartero. Por lo que éste no tuvo más remedio que huir del país desde Cádiz en el crucero británico “Meteor” para exiliarse en Londres. Y, para acabar con la regencia definitiva de Espartero, el nuevo gobierno decidió adelantar la mayoría de edad de la reina Isabel II que tan solo tenía 13 años.
Retrato de Isabel II de Borbón a los 15 años.


Cuando se produjo este  llamado “Alzamiento Nacional”, José se encontraba en Lérida  y por haberse adherido a él, más tarde, el 21 de agosto de 1843, fue ascendido nuevamente con el grado de  Capitán. 

El 1 de enero de 1844 su Regimiento marchó desde Lérida a Valencia y desde allí hasta Alicante y Murcia, bajo las órdenes del General Federico Roncali, para reprimir la insurrección de los que se habían sublevado en estas dos ciudades. Para ello, primero bloquearon la ciudad de Alicante, el día 27 de febrero, hasta que ésta se rindió y luego bloquearon la ciudad de Murcia, el 17 de marzo. Posteriormente, fueron a Cartagena donde permanecieron de guarnición hasta junio del siguiente año. En este viaje, al pasar por Onda, visitó a su hermano Bautista que vivía en la calle de San José nº 24.

En Junio de 1845, su regimiento fue de nuevo destinado de guarnición a Lérida, donde José había conocido a  la que sería su futura mujer, Carmen Vilella y Font, nacida en Balaguer (Lérida), pero que creemos que vivía en la capital leridana con sus padres. Por ello, José solicitó una licencia para poder casarse con ella; licencia que le concedió el día 4 de diciembre el Monte Pío Militar, a los 30 años de edad, siendo él Capitán graduado. (Noticia que se publicó en varios periódicos o revistas de la época).

Noticia publicada el 10 de diciembre de 1845 en el diario El Espectador  informando de la licencia que se le otorgó para poder casarse . Esta misma noticia se publicó idéntica en los diarios El Español y El Clamor Público el día 9 de diciembre.

Con ella, José tuvo tres hijos: María del Carmen, Josefina y Emilio. (Más adelante hablaremos brevemente de la vida de sus hijas en otro capítulo; la de su hijo Emilio ya se trató en su momento). No sabemos en qué momento, pero José a lo largo de su vida instaló varias viviendas para su familia: la primera fue en Onda en la zona del Pla, donde antes estaba situada las oficinas de Correos y más tarde un comercio llamado Ecocas. Creemos que también tuvo una vivienda en Aranjuez y otra en Toledo. Su última residencia, comprada ya en su vejez, fue en Madrid en la calle Montera número 4. 


Fin de la primera parte

         Lupe