jueves, 21 de noviembre de 2013

22.- Vida de Juan Francisco Arrando Pradells.


Vida de Juan Francisco Arrando Pradells.

“Un maestro sobresaliente”

Nació en Tales el día 24 de mayo de 1825 a las 12 de la mañana. 

Tales está situado en la ladera de una montaña  de la Sierra del Espadán. a orillas de río Veo. Es un pueblecito de calles torcidas y empinadas situadas alrededor de su punto más alto: un  pequeño castillo del siglo XII. En esa época pertenecía a Onda, hasta que más tarde en 1842 se segregó para formar municipio propio. 

Antigua fotografía de Tales tomada en 1968.

Juan Francisco era hijo de Manuel Arrando García  y de Rosa Pradells Bonifás (casados y vecinos del pueblo). 

Sus abuelos paternos eran  Manuel Arrando y Josefa García. Y los maternos,  José Pradells y Mariana Bonifás. 

El mismo día de su nacimiento, Juan Francisco, fue bautizado en la iglesia de Juan Bautista de Tales que, por aquel entonces, pertenecía  a la Diócesis del Obispado de Tortosa. Esta iglesia fue construida en el siglo XVII, aunque de esa época solo conserva la fachada y la capilla de la Virgen del Carmen, el resto es del siglo XIX.

Iglesia de Tales. Fotografía del siglo XX

Sus padrinos  de bautizo fueron sus tíos: Francisco Arrando (tío paterno) y Carmela Pradells (tía materna). No sabemos por qué razón fue llamado de ese modo, pero sabiendo que el patrón mayor  del pueblo  es San Juan Bautista y que su tío se llamaba Francisco nos podemos hacer una idea de por qué fue nombrado así.

Plaza Mayor de Tales, Fotografía tomada entre 1960 y 1970.

No sabemos cuántos  hermanos  o hermanas pudo  llegar a tener Francisco, pero hemos hallado datos de un hermano suyo,  menor que él, llamado Manuel Arrando Pradells. Este  último nació en Tales en  1831, aunque de mayor se fue a vivir a Igualada (Barcelona) al Paseo de la Cruz nº 17.  En esta  ciudad Manuel, su hermano menor, trabajaba de alguacil y se casó con una señora apellidada Coca con la que tuvo como mínimo una hija, llamada Cristina Arrando Coca.


También hemos encontrado en el censo de 1895 un probable hermano suyo llamado Vicente, nacido muy posiblemente en Tales en 1851,  que era labrador (aunque sabía leer y escribir) y vivía en la calle de San Vicente. Y en páginas de genealogía una posible hermana llamada Carmela Arrando Pradells.



Extracto del censo de 1895 del municipio de Tales , en la segunda línea se ve a un posible hermano de Juan Francisco.
 
Tampoco sabemos dónde estudió realmente aunque bien pudiera haberlo hecho junto a sus parientes de Tales en un colegio religioso de frailes (ya que lo sabemos por el sobrino-bisnieto del Teniente General José Arrando Ballester, Vicente Aguilella-Rausell, tal y como le explicaba su abuela Carmen, hija de Bautista Arrando Ballester). Por eso posiblemente se tratase de los frailes carmelitas del Convento del Carmen situado a las afueras de Onda. 

Imagen: Foto antigua del Convento del Carmen de Onda.

Después de terminar la primera enseñanza elemental, Juan Francisco tuvo que hacer la segunda enseñanza  (secundaria).  Y más tarde realizó estudios de tercera enseñanza. Creemos que  Juan Francisco debió destacar en sus estudios porque estudió para ser maestro y obtuvo la nota máxima en su examen para la obtención de dicho título.

Antiguamente los estudios se dividían en tres clases: primera enseñanza elemental, segunda enseñanza superior y tercera enseñanza o enseñanzas superiores y profesionales. Estos vendrían a ser el equivalente a lo que es actualmente la educación primaria, la secundaria (incluyendo Bachillerato) y la Universidad. 

En aquella época la tercera enseñanza comprendía: las enseñanzas superiores y los estudios profesionales.
 
Las Enseñanzas Superiores incluían las carreras universitarias de: Ingenieros de Caminos. Canales y Puertos. Ingenieros de Minas, Ingenieros de Montes, Ingenieros Agrónomos, Ingenieros Industriales, Bellas Artes, Diplomático y Notario.

Y los estudios profesionales comprendían a su vez las carreras de: Medicina, Veterinaria, Profesores mercantiles, Náutica, Maestros de Obras, Aparejadores y Agrimensores y Maestros de primera enseñanza.

Firma de Juan Francisco Arrando a los 23 años. Solía ser llamado Francisco (a secas porque así él firmaba), aunque en sus cartas oficiales acostumbraba a usar la inicial, J. Francisco.
La tercera enseñanza se impartía en las “Universidades Mayores”, que eran nueve en toda la Península, más una en Canarias. Sin embargo, los estudios profesionales como medicina, veterinaria, navegación, agrimensor maestro,,… se consideraban propios de “Escuelas particulares” o “Escuelas Normales”.  Y en una de estas Escuelas Normales fue donde Juan Francisco Arrando realizó el estudio profesional de Magisterio de Instrucción Primaria Elemental.

Hasta 1841, la  provincia de Castellón de la Plana no contaba con un centro donde se formasen  los maestros. Éstos debían ir a hacer sus estudios a Madrid o a Valencia. Por eso, la Diputación Provincial de Castellón (en la Real Orden del 10 de julio de 1839) decidió becar a dos alumnos, con dos ingresos de 1500 reales de vellón para cada uno de los dos semestres, para que estudiasen  Magisterio en la Escuela Normal de Madrid (Normal del Reino) con la finalidad de que, al finalizar sus estudios, dirigiesen e impartiesen clases como  futuros profesores en la Escuela Normal que se pensaba crear en la capìtal castellonense.

Antigua fotografía de la calle Mayor de Castellón de la Plana.


Al principio no se supo dónde instalar esta Escuela Normal, pero se decidió acondicionar, con este fin, el antiguo Convento de las monjas Clarisas de la capital castellonense que se hallaba junto a la Plaza de Santa Clara y  cuya propiedad se disputaban los Ministerios de Guerra y Hacienda. Este edificio fue cedido al Ayuntamiento de Castellón para que se habilitase su interior como Escuela Normal de Maestros de Instrucción Primaria Elemental y Superior a modo de seminario de maestros.

Antigua fotografía de la Plaza de Santa Clara, Castellón de la Plana.

Tras acondicionar el edificio para que en él se pudiesen albergar las aulas,  dos años más tarde, el 19 de septiembre de 1841 se iniciaron las clases.

Juan Francisco Arrando fue uno de los alumnos pioneros de esta Escuela Normal. Él empezó el curso ese mismo septiembre cuando tan sólo contaba 16 años de edad.

El objetivo de esta Escuela Normal era el de formar Maestros de Instrucción Primaria Elemental y Superior que pudiesen ejercer en toda la provincia de Castellón.

Fachada del Convento de Santa Clara de Castellón. Este convento fue inaugurado el 6 de julio de 1540 por monjas del convento de la Puridad de Valencia, pero fue convertido en Escuela Normal en 1841.

Éste centro educativo era un edificio modesto (sin demasiados muebles y adornos) de techos bajos y de tres plantas más una de desvanes. En la entrada, junto a la portería, se veía  un friso con una inscripción en latín (“Timor Domini principium sapientiae”) vestigios del pasado religioso del edificio. Contaba también en la planta baja con una sala de actos y una iglesia, que se hallaba sin retocar y con el mismo aspecto con el que las monjas clarisas y el obispo Salinas la habían dejado.

La edificación contaba con varios claustros, el principal o central era  un claustro bajo con arcos de medio punto a modo de ventanas que daban salida a un patio donde los alumnos hacían gimnasia o descansaban en sus ratos libres, y que tenía un pequeño jardín rectangular vallado en el centro del patio y una alta palmera en uno de sus esquinas.

Fachada del Instituto de Instrucción Secundaria, situado en la Escuela Normal de Castellón.

En uno de los laterales del edificio que daban a la calle Mayor se hallaba la casa del director principal (o de los directores). 

En la primera planta se hallaba la sala de profesores, el despacho de dirección, los gabinetes de Física y Química, el gabinete de Historia Natural y  la clase de Geografía llena de mapas. En la segunda planta estaba la biblioteca, con varias salas de libros según su antigüedad e importancia (que además de libros actuales de la época, albergaban numerosos libros  antiguos procedentes de los conventos suprimidos en 1836, 12 manuscritos antiquísimos y 70 incunables), una sala de lectura  y la clase de pintura.

Para que los futuros maestros pudieran realizar sus prácticas educativas, en el mismo edificio se creó una escuela de Instrucción Primaria Elemental y más tarde, el 1 de octubre de  1848, un Instituto de Instrucción Secundaria. Este instituto pronto adquirió fama y prestigio y ya en el curso 1859-1860 se matricularon 233 alumnos (que debían llevar un uniforme azul). Cifra que fue en aumento en los siguientes años llegando a alcanzar la cifra de 609 alumnos. Años más tarde, en 1916, se abandonó el edificio del Convento de las Clarisas para albergar este centro de educación secundaria en el Instituto Ribalta.

Fotografía del Instituto Francesc Ribalta, año 1918, donde fue trasladado el instituto de Instrucción Secundaria.
Patio del Instituto Ribalta, año 1920.


 Como ya hemos explicado la dirección del Seminario de Maestros estaba a cargo de Benigno María Moles y de Gabriel Bonegarde, los dos alumnos becados  por la Diputación provincial para que asistiesen a La Escuela Normal Central  (Madrid), y que hacían a su vez de profesores  de todas las materias, al menos al principio.

En el título segundo del “Reglamento para el régimen y gobierno de la Escuela Normal- Seminario de Maestros de la provincia de Castellón”, publicado en 1842, se recoge que los alumnos candidatos del Seminario de Maestros debían ser voluntarios, tener buena salud (tal y como en él se expresa: “no disponer de  ninguna deformidad notable”), mostrar buena conducta moral y política, tener 18 años acreditados por un certificado escrito con copia de la fe de bautismo.

Este reglamento fue puesto por escrito a partir del curso 1842-1843. El hecho de que Juan Francisco tuviese 16 años al matricularse en el primer curso de funcionamiento del Seminario y no los 18 que se exigían, nos hace presuponer varias posibilidades: o bien hicieron una excepción con él por contactos familiares, o se podía hacer una excepción con él porque tenía un nivel educativo excelente (cosa bastante probable por la nota con la que obtuvo el título de Magisterio) o bien estas normas no se empezaron a aplicar hasta el segundo año.

Tapa del Reglamento para el Régimen y Gobierno de la Escuela Normal Seminario de Maestros de Instrucción Primaria de la Provincia de Castellón. Dosier de 5 páginas publicado en 1842.

Para poder matricularse e  ingresar en el Seminario de Maestros, los candidatos debían hacer una prueba de capacidad ante los directores del centro para demostrar su nivel. 

Además el nivel exigido en esa promoción era bastante elevado ya que, a los tres meses de matricularse en el centro y empezar las clases, si el alumno no daba muestras de estar aprovechando el curso y de tener capacidad suficiente como para aprobar y obtener el título de Maestro, era despedido del Seminario.

El curso tenía una duración de 4 meses para los candidatos que ya estuviesen  ejerciendo su oficio en la Escuela Elemental y de todo un año para los nuevos que deseasen obtener el título de Maestro e iniciarse en la docencia. Éste último caso fue el de Juan Francisco que estuvo estudiando todo el curso escolar 1841-1842.

Claustro de profesores de la Escuela Normal de Castellón. Foto realizada en 1881.

Entre las materias de estudio que aprendían los aspirantes a maestro de escuela elemental se encontraban:

1º Religión y Moral.
2º Lengua Castellana.
3º Aritmética.
4º Elementos de Geometría.
5º Dibujo lineal.
6º Lectura.
7º Escritura.
8º Geografía e Historia de España.
9º  “Principios generales de Educación Física, moral e intelectual con instrucciones especiales acerca de los medios más adecuados para conservar la salud de los niños y robustecerlos, es decir, el modo de combinar los ejercicios gimnásticos o corporales con   los juegos y ocupación ordinarios de la niñez.” 
10º Métodos de enseñanza y Pedagogía.
11 º Elementos de Física.
12º “Nociones generales de Historia Natural y acomodadas a las nociones más comunes de la vida”.

Antiguos libros de texto escolares del siglo XX. En la época de Juan Francisco se escribía con plumilla y tintero.

Además, según el Reglamento de la escuela Normal de Castellón (título tercero):  los alumnos del Seminario debían mantener (tanto dentro como fuera de las clases o fuera del centro educativo y tanto en actos privados como públicos) la compostura y el decoro, ir siempre aseados, ser extremadamente puntuales y modestos y  cumplir los requisitos “que deben caracterizar a unos sujetos a cuyo cargo ha de estar algún día la dirección de la juventud” y “teniendo presente que no tanto la ciencia cuanto la virtud, es la que hace al hombre apreciable a los ojos de sus semejantes”. Si no cumplían esas condiciones los directores informaban a la Diputación Provincial y muy probablemente el alumno era invitado a abandonar los estudios.

Aunque el curso sólo duraba un año, Juan Francisco no se pudo presentar a los exámenes para obtener el título en junio de ese año, 1842. No fue hasta junio de 1846 la fecha en que los realizó y la razón es bien obvia: por un lado en junio de 1841 era menor de edad (tenía 17 años) y no le estaba permitido presentarse a ellos; y, cuando ya se podía presentar, tuvo que realizar el servicio militar de dos años de duración (período entre la Primera y la Segunda Guerras Carlistas). Por ello, no fue hasta que tuvo los 21 años cumplidos que Juan Francisco se pudo presentar a las pruebas de evaluación para conseguir el título de Maestro de Instrucción Primaria Elemental. 

Fotografía de una antigua clase de educación primaria. Foto del siglo XX.

Para cumplir con los requisitos de la Comisión de Instrucción Pública de Castellón y poder mostrar su “buena conducta moral y política” los alumnos debían presentar un certificado firmado por el cura párroco de su pueblo y por el alcalde conjuntamente y además llevar dicho certificado ante dos escribientes que verificasen que los nombres y las firmas eran correctos y no una falsificación. Juan Francisco solicitó este certificado en 1848, dos años más tarde de haber realizado los exámenes ante el tribunal examinador. Este certificado decía así: “Don Raimundo Centelles, Alcalde Constitucional del pueblo de Tales y Don Vicente Ferrer (Ballester, el mismo religioso que le bautizó nada más nacer) cura párroco del mismo: Certificamos cómo Francisco Arrando, hijo de Manuel y de Rosa Pradells, todos de esta vecindad, es un sujeto de Buena Conducta tanto moral como política y por consiguiente nada tenemos que decir en contra y para que conste libramos la presente que firmamos en Tales a los 5 días de mayo de mil ochocientos cuarenta y ocho.
Firmado por Vicente Ferrer Ballester y Pascual Centelles”. Más abajo y en la segunda hoja constan los comentarios y las firmas de los escribientes dando fe de que los nombres y las firmas que en él aparecían eran los de sus legítimos dueños.

Como ya hemos explicado, los alumnos del Seminario debían acreditar su edad; por ello Juan Francisco pidió a la parroquia de Tales un certificado manuscrito con la copia de la partida de nacimiento y, a su vez tuvo que legalizar este certificado con las firmas de dos escribientes (uno de Villareal y otro de Onda) que testificaron que el nombre y la firma del párroco eran válidos (esto sería equivalente a las fotocopias compulsadas hoy en día).  Juan Francisco pidió este certificado en 1848, (recordemos que ya había terminado sus estudios y ya se había presentado a los  exámenes para la obtención del título oficial de Maestro de Instrucción Elemental).



Primera hoja del certificado de “buena conducta moral y política” de Juan Francisco firmado por el párroco y el alcalde de Tales, el 5 de mayo de 1848.

En la fe de bautismo de Juan Francisco consta lo siguiente: “Don Vicente Ferrer y Ballester, cura párroco de Tales y Artesa, obispado de Tortosa,  provincia de Castellón de la Plana. Certifico: que en uno de los libros de bautismo de esta parroquia que empieza en el año 1806, al folio 112 vuelto, se halla una partida que dice así: “Yo, el abajo firmado diácono de la parroquia de Tales y Artesa; certifico que en veinte y cuatro de mayo de mil ochocientos veinte y cinco bauticé solemnemente en la Iglesia de Tales a Juan Francisco nacido el mismo día a las doce de la mañana, hijo de Manuel Arrando y Rosa Pradells consortes vecinos de la misma. Abuelos paternos  Manuel Arrando y Josefa García, maternos José Pradells y Mariana Bonifás, padrinos Francisco Arrando y Carmela Pradells tíos de el bautizado a quienes advierto de las obligaciones prevenidas, de lo que doy fe= Don José Ancher” La copia fielmente  sacada de su original que obra en mi poder, en fe de lo cual doy la presente que firmo y sello con el de mi oficio. Tales cinco de mayo de mil ochocientos cuarenta y ocho”. (Como hecho curioso cabe destacar que los libros antiguos de la Iglesia de Tales con todas las actas de bautismo, matrimonio, defunción, etc fueron destruidas durante la Guerra Civil y sólo constan los documentos posteriores a 1939).

Certificado de la fe de bautismo de Juan Francisco Arrando, escrito en Tales el 5 de mayo de 1848 por el cura párroco del pueblo. Arriba aparece el sello de los escribanos que legalizaron el certificado, abajo podemos el sello del párroco. En el documento original, además aparecen los comentarios y las firmas de los escribientes que legalizan el documento en la parte inferior de la hoja y en el segundo folio. 
Juan Francisco como alumno de la Escuela Normal de Magisterio realizó exámenes trimestrales y exámenes de final de curso. 

Los alumnos que aspiraban a dar clases en la Instrucción Pública Secundaria debían permanecer un año más en el Seminario, mientras que los que deseaban obtener el título de maestro de Instrucción Pública Primaria Elemental, debían enfrentarse a varios exámenes que ocupaban 10 semanas de duración. El primer día que Juan Francisco  se examinó ante el tribunal que formaba la Comisión Evaluadora fue el 25 de junio de 1846 y los siguientes 9 lunes de julio y agosto. Tenía 21 años de edad. 

Juan Francisco obtuvo la nota máxima en los exámenes para obtener el título de Maestro de Instrucción Primaria Elemental, es decir, sobresaliente (de los cuales 18 puntos fueron obtenidos en la preguntas orales de religión que le formuló el miembro vocal religioso de la Comisión) y, además, obtuvo el puesto tercero de toda su promoción.

Los miembros de la Comisión Superior de Instrucción Primaria de la Provincia de Castellón  que formaron parte del tribunal de exámenes para obtener el título de maestro fueron cinco: El Presidente de la comisión fue Ramón de Campoamor, los vocales fueron Benigno M Molas, Vicente del Cucho y Juan Bernat y el secretario de la  misma, Simón Cienfuegos.

En su expediente de maestro de la Administración Central consta una copia de los exámenes que realizó con las preguntas y respuestas. Esta copia fue copiada manuscrita por el secretario de la Comisión evaluadora.

En el apartado de Religión y moral las preguntas y respuestas fueron:
1ª pregunta: ¿Qué principales verdades se contienen en el símbolo de la fe?
Respuesta: La de sus ministerios soberanos en cuya fe está fundada la Iglesia y sin cuya fe ninguno puede salvarse, y son: el de la unidad esencial de Dios y trinidad de las Divinas personas, el de la encarnación del hijo de Dios y el de la eterna resurrección. En esto se encierra la fe de nuestro principio, medio y fin de las tres obras divinas: curación, salvación y glorificación.

2ª pregunta: ¿Qué efecto causa la gloria de sacramento?
Respuesta: El bautismo da al hombre la gracia de la vida sobrenatural. La confirmación lo corrobora en la fe. La eucaristía, lo nutre.

3ª pregunta: ¿Qué es la moral?
Respuesta: Es la esencia de las relaciones que tienen el hombre para con Dios, para consigo mismo y para con sus semejantes y de los deberes que resultan de estas relaciones o lo que es lo mismo es la creencia de lo que debe contar o ejecutar el hombre que como ser inteligente y racional, desea la gran felicidad, a que se aspira en la otra vida, comunicarse mientras viva y ser fiel a la compañía de sus semejantes.

En el apartado de Lectura las preguntas y respuestas fueron:
1ª ¿Qué son diptongos y triptongos y qué vocales los forman?
Respuesta: Llamamos diptongos a la unión de vocales que forman un solo sonido. Triptongos es cuando lo forman tres. Todas las vocales los pueden formar del modo siguiente: Diptongos: ia, ue, eo, iu, uo, eu. Triptongo: iai, uei eia.

2ª pregunta:  ¿Cómo se forma el sonido de las cinco vocales?
Respuesta: La a se forma abriendo la boca, permaneciendo la lengua, labios y dientes quietos y dejando salir libremente la emisión del aire sin que ninguna emoción le ayude. La e lo mismo que la a estrechando el paso del aliento. La o lo mismo y alargando un poco los labios para fuera en forma redonda. La u lo mismo que la o pero largando los labios más afuera que para la o.

3ª Pregunta: ¿Cómo se deben leer las frases o períodos que expresan sentimientos fuertes?
Respuesta: Los sentimientos o conmociones fuertes tienen un tono peculiar impreso por la naturaleza  y de este mismo tono debe usar el lector al leer las frases o períodos que expresan sentimientos y conmociones fuertes.

En el apartado de Escritura las preguntas y respuestas fueron:
1ª pregunta:  ¿Cuántas clases de triángulos hay?
Respuesta: Hay tres clases de triángulos que son: rectángulo, obtusángulo y acutángulo.

2ª Pregunta: ¿Qué letras se derivan de la segunda radical minúscula?
Respuesta: La r, n, m, h y p.

3ª Pregunta: ¿Qué posición debe guardar el cuerpo al tiempo de escribir?
Respuesta: Después de bien sentado y moderadamente derecho a unos tres dedos distante de la mesa con el pie derecho más tendido que el izquierdo, descansando sobre ella el brazo derecho, teniendo el codo derecho fuera de ella unos tres dedos.

En el apartado de Aritmética las preguntas y respuestas fueron:
1ª pregunta:  ¿Cómo se leen y escriben los quebrados comunes?
 Respuesta: Escribiendo el numerados sobre una raya y debajo de la raya el denominador. Se lee el numerador con los nombres numerales absolutos y el denominador con los numerales positivos si no llegan a diez y si exceden se añadiría la partícula avos.

2ª  Pregunta: ¿Cómo se suma un entero con un quebrado y al contrario? 
Respuesta: Se multiplica el entero por el denominador del quebrado a esto se añade el numerador y a todo se pone por denominador  el denominador del quebrado por el entero y se pone por denominador el numerador del quebrado.

3ª Pregunta: ¿Qué son números homogéneos y heterogéneos?
Respuesta: Los dos primeros son de una misma especie y los segundos los de diferentes especies.

En el apartado de Gramática Castellana las preguntas y respuestas fueron:
1ª Pregunta: ¿Cuáles son los accidentes del verbo, cuántos son los números y personas y cómo se distinguen?
Respuesta: Los números, tiempos, voces, conjugaciones y modos. Los números son dos: singular y plural. Las personas son tres del singular, como yo amo, tu amas, aquel ama; y tres en plural como nosotros amamos, vosotros amáis, aquellos aman. Con los pronombres que les corresponden se llaman pronombres personales. Las que les corresponden los pronombres principales de la primera persona: yo y nosotros.  Segunda las que les corresponden  los pronombres de la segunda persona: tu y vosotros. Y tercera las que le convienen los pronombres de tercera persona: aquel, aquellos, se, él y ellos. 

2ª Pregunta: ¿Qué es ortografía y cuántas partes comprende?
Respuesta: La que trata del número, valor, oficio y uso de las letras de que se componen las palabras y de los signos ortográficos con que en cierto modo se vivifican las mismas palabras. Comprenden dos partes: la usual y la gramatical.

 3ª Pregunta: ¿Cuándo deberá usarse la M y diga si suele confundirse con otra letra?
Respuesta: Antes de b, p y n. Se puede confundir con la n.

En el apartado de Métodos gramaticales especiales las preguntas y respuestas fueron:
1ª Pregunta: ¿Para ser admitido un niño en la Escuela que edad debe tener por regla general?
Respuesta: De seis a trece años. Se verifican en los ocho primeros días de enero, abril, julio y octubre; pero si la comisión local tuviere por conveniente señalar otras épocas podrá bastarlas con la aprobación de la Comisión Superior Provincial.

2ª Pregunta: ¿Cuál es el objetivo final de la educación?
Respuesta: Buscar la felicidad en todos los individuos  de la sociedad en general  y la de cada uno en particular.

3ª Pregunta:  ¿Qué máxima debe tener presente todo Maestro para que estén empleados sus discípulos mientras permanecen en la escuela?
Respuesta: Debe procurar que ningún niño esté jamás ocioso mientras está dando lección a los demás 

Entre las pruebas escritas que tuvo que realizar Juan Francisco, entre julio y agosto, también aparecían las siguientes tres pruebas de caligrafía.

Un ejercicio de caligrafía donde debía comentar cómo motivaría a los alumnos en sus aulas. Ejercicio de su examen realizado entre julio y agosto de 1846.
Un ejercicio de caligrafía sobre papel caligráfico con un lema (julio-agosto de 1846).

Abecedario a plumilla del examen de escritura caligráfica de Juan Francisco Arrando Pradells (julio-agosto de 1846). (El papel es tamaño folio)

Después de tener que leer las preguntas y respuestas escritas de su examen llegó el turno de las preguntas orales. Primero, el miembro religioso de la Comisión evaluadora la formuló a Juan Francisco las siguientes preguntas para que las contestase de forma oral: 
1ª ¿Cuál es la religión verdadera?
2ª  ¿Quién es el autor de la Religión Cristiana?
3ª  ¿Cómo ejecutará el hombre la templanza?
4ª ¿Qué entendemos con el nombre de suicidio?
Y a todas contestó de manera correcta.

Después le llegó el turno a los demás vocales de la Comisión que  le hicieron las siguientes preguntas (a las cuales según la Comisión respondió satisfactoriamente):
1ª ¿Qué divisiones se hacen en las letras?
2ª ¿En qué se diferencian?
3ª ¿En qué caso se debe hacer uso de las mayúsculas?
4ª  ¿De dónde se deriva la minúscula m y su formación?
5ª  ¿Qué máxima debe tener presente todo Maestro Público?
6ª  ¿Cuándo debe buscar el operario en las Escalas?
7ª ¿Está el Maestro autorizado para hacer algunas modificaciones?

Debemos tener en cuenta que la exposición oral del último día ante el tribunal tuvo una duración de dos horas. Esta exposición oral contenía tanto la lectura de las preguntas escritas de las diferentes áreas, que había contestado los 9 lunes anteriores, como las respuestas orales e improvisadas antes las preguntas del tribunal que le formularon ese mismo día.

Además del examen reglamentario, Juan Francisco tuvo que responder a la pregunta que le realizó el Inspector de Escuelas, vocal de la Comisión de Exámenes y jefe director de la Escuela Normal, Benigno Mª Moles sobre por qué razón deseaba ser maestro.  A lo cual Juan Francisco manifestó “los buenos deseos que le animaban para ser maestro de Instrucción Primaria Elemental” (palabras textuales de su expediente tomadas el día que se realizó la pregunta.

Antigua fotografía de Castellón de la Plana.

Cuando Juan Francisco concluyó los exámenes y la Comisión Superior de Instrucción pública de Castellón de la Plana pudo verificar  que estaba aprobado, el 3 de mayo de 1848, el Presidente de la Comisión le hizo jurar fidelidad a la monarquía, requisito indispensable sin el cual no hubiera aprobado el título de maestro. Según palabras textuales de su expediente de maestro: “le hizo poner la mano derecha sobre el libro de  los Santos Sacramentos y hecha la Señal de la Cruz, le recibió juramento, puesto en forma legal, de ser fiel a la Reina, nuestra señora, y a la Constitución de la Monarquía”. Posteriormente, el secretario de la Comisión, Simón Cienfuegos, le expidió un certificado conforme se había revisado su caso,  se había verificado la aprobación y se había realizado dicho juramento.

No obstante, antes de ello, Juan Francisco tuvo que  pagar, el 12 de enero de 1848,  los 260 reales de vellón como depósito para que le fuese expedido el título de maestro de Instrucción Primaria Elemental y para que se pudiese enviar una copia de todo su expediente académico a Madrid junto a una copia de su examen y a los certificados de bautismo, de buena conducta y a los emitidos por la Comisión de Exámenes y de la Comisión Superior de Instrucción Pública de Castellón. Allí, la Comisión Revisora de expedientes de exámenes para Maestros de Instrucción Primaria de Madrid revisó su expediente académico y los documentos que le habían solicitado y, el 19 de junio de 1848, lo calificó con Sobresaliente, con la observación de que su escritura era regular, es decir, muy uniforme.   

Documento expedido en Madrid por la Comisión Revisora Central de exámenes  de Maestro de Instrucción Primaria, con fecha de 19 de junio de 1848, adjudicando a J. Francisco la nota de Sobresaliente.

En 1849 Juan Francisco Arrando comenzó a trabajar de maestro en diferentes pueblos de la provincia de Castellón. Su cédula personal de maestro era la de 9ª clase nº 124.
Antigua fotografía de le escuela elemental de Tales en el siglo XX.

No conocemos cómo, ni dónde Juan Francisco conoció a su esposa, aunque nos imaginamos que probablemente la conociese trabajando en el mismo pueblo donde ella vivía ya que se casó con Regina Cutanda Casanova que era natural de Viver (Castellón).

Antigua fotografia de Viver (Castellón)

El matrimonio se marchó a vivir a Ayódar, a 12 km de Tales, donde  tuvieron varios hijos varones, aunque desconocemos si hubieran hijas porque no hemos encontrado datos al respecto debido a que es mucho más difícil investigar datos antiguos de mujeres ya que únicamente se dedicaban a las labores el hogar.

Antigua fotografía de Ayódar a principios del siglo XX.

Su primer hijo, llamado Francisco, nació cuando él contaba con 28 años de edad. Francisco Arrando Cutanda nació en Ayódar, el 24 de marzo de 1853, y llegó a ser Coronel de Infantería. 

Su segundo hijo, Cipriano, nació en Onda, el 26 de octubre de 1855, y llegó a ser propietario de una tienda de comestibles e intermediario en la venta de azulejos en Onda.

Fotografía antigua de un maestro de instrucción primaria elemental posando junto a sus alumnos frente a la fachada de la escuela.
Su tercer hijo, Enrique, nació en Ayódar, a las 3 de la mañana del 7 de septiembre de 1861, y llegó a ser maestro de Instrucción Primaria Elemental como su propio padre.

Su cuarto hijo, Vicente Modesto, nació en Ayódar, a las 6 dela mañana del 12 de enero de 1857.

Fotografía antigua que muestra un maestro de escuela primaria elemental haciendo servir la pared de su casa como pizarra debido a los escasos recursos con que contaban a veces los maestros en muchos pueblos.

Su quinto hijo, Emilio, nació en Ayódar, el 17 de agosto de 1863, y llegó a ser Capitán honorífico de Infantería y comercial internacional-intermediario de las empresas murcianas y valencianas en Inglaterra, Francia y Alemania.

Además, hemos encontrado algunos datos aunque escasos que nos hace presuponer que tal vez hubo un sexto hijo, llamado Manuel que fue igualmente soldado de  Infantería (aunque su expediente militar no se encuentre porque pueda estar extraviado).

Cartilla de escolaridad siglo XX.

Suponemos que al ser maestro, Juan Francisco Arrando, se encargaba personalmente de la educación de sus hijos. Todos ellos a lo largo de su vida dieron muestras de que estaban muy bien instruidos (este hecho lo reflejan sus cartas, sus expedientes militares, etc).

Antigua fotografía Escuela de un pueblo de Badajoz. En las escuelas donde impartía clases Juan Francisco no acostumbraban a haber tanto alumnos porque la población  y la natalidad era menor.

En 1857, el sistema educativo vigente era la Ley Moyano que regulaba y unificaba el sistema educativo. Según esta ley las materias que debían recibir los alumnos en la escuela primaria elemental eran las siguientes:

Primero: Doctrina cristiana y nociones de Historia Sagrada, acomodadas a los niños. (Impartidas mayormente por el cura párroco del pueblo).
Segundo: Lectura.
Tercero: Escritura.

Cuadernillo de ejercicios de caligrafía nº 6  con ejercicios de lectura y de cálculo incluido, siglo XX.

Cuarto: Principios de Gramática castellana con ejercicios de Ortografía.
Quinto: Principios de Aritmética, con el sistema legal de medidas, pesas y monedas.
Y sexto: Breves nociones de Agricultura, Industria y Comercio, según las localidades. 

Antigua fotografía de un maestro impartiendo clase a sus alumnos.

Esta última materia no era cursada por las niñas, que en su lugar realizaban:
Primero: Labores propias del sexo (básicamente labores del hogar- bordado y costura).
Segundo: Elementos del dibujo aplicado a las mismas labores.
Tercero: Ligeras nociones de Higiene doméstica.


Antigua fotografía de una escuela argentina donde se puede ver a las niñas realizando las labores dentro de la escuela. La maestra, al fondo, enseña a una niña cómo debe realizar su labor.

Para combatir el alto analfabetismo con que contaba España en esa época, ese año 1857 y mediante la Ley Moyano, se aprobó que la primera enseñanza elemental debía ser gratuita y obligatoria para todos los niños. Y que los padres (o tutores) debían ser los encargados de enviar a sus hijos a la escuela pública a partir de los 6 años; en caso de que no cumpliesen  esta obligación serían amonestados por la autoridad competente y obligados a pagar una multa que comprendía entre 2 y 20 reales de vellón (a excepción de los niños ricos que eran educados en sus casas por institutrices o en colegios privados).

Escolares jugando al churro en la hora del recreo. Siglo XX.

Según el acta matrimonial de su primer hijo Francisco, en 1886 Juan Francisco ya estaba viviendo y ejerciendo de maestro en Fanzara, donde tenía una casa. Aunque sabemos, por el expediente de maestro de su hijo Enrique, que al menos en 1880 ya estaba viviendo allí. También sabemos que este pueblecito se convirtió durante muchos años en el punto de referencia de la familia ya que fue el lugar donde establecieron durante unos años sus primeros hogares varios de sus hijos (Emilio, Enrique y Vicente) y el lugar donde nacieron algunos de sus nietos (Emilio y Lolita Arrando Ripollés).

Sin embargo,  pasó sus últimos años laborales ejerciendo de maestro de Benafigos, donde era propietario del edificio de  la escuela de niños, que fue durante un tiempo su propia casa. Esta casa-escuela se hallaba junto al ayuntamiento y en el pueblo se carecía de escuela de niñas.

También tenemos constancia, según al acta de nacimiento de su primer nieto, Alberto, que vivía en una casa (propia o alquilada) en Benages, (suponemos que era el Mas de Benages de Vistabella del Maestrazgo).

El 30 de diciembre de 1891, a los 66 años de edad y con 43 años de servicio como maestro, Juan Francisco solicitó el retiro, cosa que le correspondía por edad. Para ello solicitó por escrito en una carta dirigida al Ministro de Fomento de la época que se le permitiese jubilarse alegando que le era “algo pesado el poder continuar dando la enseñanza”. Por aquel entonces ya era viudo.

Carta de Juan Francisco Arrando Pradells, escrita en Benafigos el 30 de diciembre de 1891, y dirigida al Ministro de Fomento solicitando la jubilación de su puesto de maestro de la escuela de Benafigos.

La Junta de Instrucción Pública Provincial le concedió la jubilación por haber cumplido la edad reglamentaria el 15 de febrero de 1892. Sin embargo, antes de ello, tuvo que certificar que no se hallaba bajo la acción de ningún expediente (disciplinario) y que “tampoco se hallaba sujeto a responsabilidad por ninguna otra causa relacionada con el desempeño de su cargo” mediante un certificado escrito por el Secretario de la Junta Provincial de Instrucción Pública  de Castellón.

Para que dicho retiro fuese efectivo, el 20 de febrero de 1892, Juan  Francisco tuvo que remitir a la  Junta Central los documentos necesarios para que se archivase su expediente de jubilación

Extracto de la Gaceta de Instrucción pública publicada el 15 de marzo de 1892 donde se le concede la jubilación por tener la edad reglamentaria. Nótese el error en su segundo apellido y el nombre del pueblo.
Certificado del Ministerio de Fomento dirigida al rector de la Universidad de Valencia otorgando la jubilación a Juan Francisco el 5 de marzo de 1892.
Tras el retiro, Juan Francisco se marchó a vivir a su casa de Fanzara y, aunque dejó de ejercer en esa escuela de Benafigos, seguía siendo el propietario de la misma por lo que suponemos que el pueblo le pagaba  un alquiler por el uso del edificio ya que le sustituyó en el mismo puesto Francisco Guillén Agustina.

Recreación de un aula de pueblo

Con este capítulo hemos querido rendir homenaje a un hombre que dedicó su vida a la enseñanza de las futuras generaciones. Por ello debemos tener en cuenta que en aquella época, en muchos pueblos, los maestros tenían un empleo puramente vocacional ya que en muchos casos el sueldo era ínfimo o sólo se cobraba en especies: un ejemplo claro de ello es que el maestro que ejerció en Fanzara, antes que Juan Francisco, cobraba en 1843, tres cahíces de trigo por impartir clases únicamente a dos niños del pueblo.

Fin

Lupe


martes, 12 de noviembre de 2013

21.- Vida de Vicente Arrando Cutanda (Parte II).

Vida  de Vicente Arrando Cutanda

“Un valiente en Filipinas”( Parte II)


El 23 de junio, Vicente fue destinado como excedente, de forma provisional y por orden del Capitán General de Cartagena, a la Plana Mayor de la Cuarta Brigada activa del Quinto Tercio activo de Cartagena. Sin embargo, el 28 de septiembre, por Real Orden del día 15 del mismo mes, fue destinado al Tercer Tercio del depósito de El Ferrol en calidad de expectación de pasaporte. Por lo que el día 30 fue dado de baja de su anterior destino provisional. Y estuvo esperando el medio de transporte que le llevase a su nuevo destino.



Calle mayor de Cartagena.

El 9 de octubre, Vicente se incorporó a su  nuevo destino en El Ferrol. Sin embargo, el 14 de octubre, fue dado de baja de la Plana Mayor de la Cuarta Brigada activa e incorporado a la Tercera Brigada del mismo Regimiento. 

El resto del año 1890 y todo el año 1891, Vicente se mantuvo de guarnición en el depósito del cuartel de El Ferrol.

El 4 de marzo de 1892 se le encargó la comisión de recibir en Lugo a los nuevos quintos asignados por sorteo. El 9 de marzo regresó a El Ferrol, después de haber cumplido el cometido de esa comisión.

Por Real Orden de 18 de junio, pero con antigüedad del día 1, Vicente ascendió a Sargento Primero y fue destinado al Primer Tercio del depósito y reserva. Por lo que causó baja de su anterior destino y quedó en expectativa de transporte. Sin embargo,  el 18 de agosto, Vicente consiguió permutar el nuevo destino con Félix Arias Rodríguez por lo que fue destinado a la Segunda Brigada del Tercer Tercio del depósito que se hallaba en Valencia, pero continuando en el Cuarto activo temporalmente en espera del transporte que le llevase hasta allí.

El 27 de septiembre, Vicente se incorporó a su  nuevo destino y pasó allí el resto del año 1892.

Puerto de Cartagena en el siglo XIX.

El 7 de marzo de 1893 fue nombrado como Sargento receptor de los quintos destinados a la zona.

El 9 de agosto de 1893 fue destinado por Real Orden a la Cuarta Sección del Cuadro de Reclutamiento de Valencia por lo que causó baja en su anterior destino aunque  quedó en la misma población en la que se hallaba.

El 29 de enero de 1895, se hizo cargo de su sección por haber fallecido el Capitán de la misma 
Del 13 al 18 de mayo fue nombrado receptor de quintos por lo que tuvo que trasladarse a Castellón para acompañar hasta Valencia a los quintos que habían sido destinados allí.

El 23 de septiembre, Vicente dejó de encargarse de su sección por haberse incorporado a su destino el nuevo Capitán de la misa propietario del cargo.

Del 1 al 6 de octubre de 1895 fue nombrado en comisión para acompañar a los quintos de Játiva asignados por sorteo a la zona de Valencia.

El 13 de noviembre fue promovido por Real Orden al empleo de Alférez de la escala de reserva. Y el 14 de Noviembre se le destinó a la Plana Mayor del cuadro de reclutamiento nº 3 de Cartagena por lo que cesó en su destino anterior y el 30 de ese mismo mes se incorporó a su nuevo destino. Sin embargo no duró mucho tiempo en él ya que el 6 de diciembre fue destinado de nuevo a la Cuarta sección del cuadro de reclutamiento nº 3 de Valencia donde se incorporó el 13 de diciembre.

Nombramiento de Alférez. Firmado por la Reina Regente en palacio el 2 de diciembre de 1895.

Puerto de Cartagena con el castillo al fondo..

Desde el 6 de abril hasta el 9 de julio de 1896 volvió a hacerse cargo de su sección por haber sido destinado el Capitán a la zona de Cartagena hasta que fue reemplazado por el nuevo propietario del cargo.

El 5 de septiembre de 1896 se recibió en el cuartel de Infantería de Marina de Valencia un telegrama del Ministro de Marina en el cual se le destinaba al Primer Batallón del Segundo Regimiento Expedicionario a Filipinas para combatir contra los independentistas tagalos que se habían levantado en el país. Por ello, el 7 de septiembre se presentó en Cartagena lugar desde donde partía el Batallón hacia las islas.


Publicado en La Correspondencia de España, 8 de septiembre de 1896. Vicente es enviado a Filipinas.

En Filipinas el descontento generalizado y la exclusión social a la que los colonos y religiosos sometían a los nativos  habían motivado un fuerte sentimiento de rechazo por parte de los tagalos que empezaron a crear asociaciones de tipo autonomista. Por ello, el gobierno había empezado años antes a enviar tropas a las islas que protegiesen a los españoles de los insurrectos. Sin embargo, ese año 1896 los filipinos, que hasta la fecha se habían mantenido mayoritariamente neutrales y calmados,  se empezaron a sublevar en masa. De hecho, el desarrollo de la Guerra de los Diez Años y el inicio de la Guerra de la Independencia Cubana que comenzó en 1895, alentó a los independentistas tagalos de la sociedad secreta conocida como Katipunan  a  sublevarse y la actitud del Gobierno español, que no supo proceder de manera justa y equilibrada ante el escaso grupo de rebeldes e intervino con demasiada fuerza, hizo que la sublevación se popularizase. 

Frailes dominicos españoles. Foto tomada entre 1875 y 1880. La principal causa de la rebelión tagala fue la tiranía, la opresión, y el racismo que mostraban las órdenes religiosas.

Un claro detonante de esta rebelión fue el hecho de que el ejército colonial, al mando del General Polavieja, apresó al tagalo José Rizal acusándole de complicidad con el Katipunan. Tras ser detenido, encarcelado y juzgado por las tropas coloniales, fue fusilado con lo que se innecesariamente se  prendió la mecha para que la sublevación se avivase y centenares de tagalos antes neutrales se uniesen a ella.

El 11 de septiembre de 1896, Vicente fue destinado a la 5ª Compañía de Batallón y el día 14 embarcó en el vapor correo “Antonio López” con destino a la capital filipina.



Fotografía del vapor correo “Antonio López”. Fue el primer barco español construido con casco de acero y uno de los primeros del mundo dotado de luz eléctrica.

Extracto del diario El Imparcial publicado el 8 de septiembre de 1896 donde se muestra que Vicente Arrando fue enviado a la Guerra de Filipinas. Esa misma noticia se publicó en los diarios La Iberia y La Correspondencia de España, ese mismo día.
Cartel publicitario de la compañía anunciando la salida del barco hacia Puerto Rico y La Habana.

Como hecho curioso, aunque lamentable, los barcos de esta compañía se encargaban de llevar a los soldados y marineros españoles hacia Cuba, Puerto Rico o Filipinas para luchar en la Guerra Hispanoamericana (Guerra de Independencia de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, con enfrentamiento final entre Estados Unidos y España con nefasto resultado para España). El caso es que el gobierno español pagaba 32 duros por enviar a los soldados a la guerra en ultramar y otros 32 para repatriarlos cuando volvían en un estado lamentable, medio desnudos, enfermos, heridos, desnutridos, hacinados (ya que hasta los baños se habilitaban como camarotes) y, en fin, hechos una piltrafa. Eran numerosos los casos de enfermos de gravedad, a bordo del “Isla de Panay”, repatriados desde Cuba que, al morir durante la travesía, eran arrojados al mar para regocijo de los tiburones. Lamentable ejemplo de cómo se negocia con las vidas humanas y de cómo siempre hay empresas que amasan inmensas fortunas en tiempos de guerra.

Interior de vapor “Isla de Panay”, entrada a la cámara. Foto tomada en 1919.

Tras un mes de travesía como pasajero a bordo del “Antonio López”, Vicente llegó a Manila el 12 de octubre, pero no desembarcó a tierra hasta el día después.

Fotografías tomadas del recibimiento al Batallón expedicionario en octubre de 1896. Desembarcaron 22 oficiales y 895 soldados. En los carteles del puerto de Manila se puede leer “Viva España. Viva el rey”. Entre ellos Vicente Arrando Cutanda como Sargento Primero.


Desfile de los hombres del Batallón expedicionario marchando por las calles de Manila (octubre de 1896)

Fotografía de la Compañía, recién llegada a Manila, posando para una foto en grupo. Octubre de 1896. Suponemos que entre los soldados de la primera fila (los que poseen espada de oficial) se hallaba Vicente.
Por esas fechas los tagalos que residían en la provincia de Bulacán (situada al Norte de la Bahía de Manila en la isla principal de Filipinas, llamada isla de Luzón) habían fundado la República de Kakarong al nombrar como independiente a la población de dicho nombre y, a su vez, la habían convertido en toda una ciudad-fortaleza ya que contaba con un ejército de entre 3000 a 6000 hombres. Por ello, el 18 de octubre, Vicente recibió su primera misión, ya que se le encomendó dirigir el mando de una sección que debía cubrir el puesto avanzado del monte Dulú de los ataques de las  guerrillas filipinas. Y allí estuvo con sus hombres, durante 10 días, protegiendo el lugar hasta que, el día 28, fueron relevados por otro destacamento.

Soldados españoles luchando contra los insurrectos filipinos entre el bamboo.

Soldados españoles defendiendo una casa.

Ese mismo día, 28 de octubre de 1896, se dirigió con su destacamento a Manila y embarcaron en dirección a Cavite (pueblo de pescadores que se hallaba a  30 Km al Sur de la Bahía de Manila y que recordemos que, tal y como se explicó anteriormente, era arsenal de armas y astillero del ejército español con lo cual era un claro objetivo para el enemigo).  Allí, Vicente permaneció, hasta el 8 de noviembre, realizando servicio de trinchera, es decir, protegiendo el arsenal de los ataques enemigos. También creemos que él y sus hombres se dedicaron a bombardear desde la costa de Cavite las fortificaciones que los revolucionarios habían construido a base de levantar empalizadas en Bacoor, Noveleta (especialmente la zona de Dalahican y Dagatan), Binakayan y Cavite Viejo, ya que esas fueron las órdenes que emitió el Gobernador General Ramón Blanco y Erenas a las tropas de la zona compuestas por un escuadrón de 1.328 soldados y 55 oficiales.

Fotografía de Vicente Arrando Cutanda tomada en Filipinas vestido con el uniforme característico de Infantería de Marina de la Guerra de Filpinas. Podemos observar la espada y el revólver característico de los oficiales.
Antigua postal donde se pueden ver algunos pescadores de Cavite Viejo. Foto tomada en el año 1900.


Empalizada fortificada construida por los españoles alrededor del poblado de Dalahican, Noveleta, en la provincial de Cavite.
Los revolucionarios enemigos del Katipunan eran muy superiores en número ya que formaban un ejército de 112.000 hombres, de los cuales 35.000 eran soldados mal equipados y más de 60.000 milicianos. Éstos habían construido más de una milla y media de una profundísima zanja fortificada y largas empalizadas entre Noveleta y Dalahican que cada día iban alargando en dirección a Cavite. Por ello, el Gobernador Blanco, temiendo que la capital de la provincia cayese en manos enemigas, ordenó una serie de ataques a las empalizadas enemigas entre Cavite y Noveleta. Sin embargo, al ocupar los insurrectos cada vez más terreno, el Gobernador General Blanco ordenó traer refuerzos (8.000 hombres) para intentar ganarle terreno al enemigo y defender Manila y sus provincias adyacentes.

El 8 de noviembre, Blanco le encargó al coronel José Marina que comandase el ataque frontal de Binakayan en Cavite Viejo. La columna asignada a Marina incluía alrededor de 12.000-15.000 hombres, entre ellos más de 5.000 españoles: 1600 hombres de Infantería de Marina (entre ellos Vicente), dos compañías del Regimiento 73 formado por nativos filipinos, una compañía de artillería, 10.000 mercenarios nativos,  60 ingenieros militares de la 6ª Compañía de Ingenieros, dos buques de guerra (el “Castilla” y el “Reina Cristina”) y cuatro cañoneras (“Bulusam”, “Leyte”, “Villalobos” y “Cebú” que tenían la orden de destruir las empalizadas de Noveleta y Cavite Viejo)

Soldados españoles luchando contra rebeldes filipinos, año 1896.


Fotografía del Coronel José Marina Vega. Comandante en jefe de la Segunda Brigada. Foto tomada en Manila en 1897.
 Este fue el ataque que hoy en día se conoce como Batalla Binakayan-Dalahican, ya que tuvo lugar a orillas del río Binakayan, al lado de la ciudad de Cavite y de Dalahican (pueblo que se consideraba estratégico ya que se conectaba a Cavite mediante un lago interior custodiando la entrada a la península de Cavite). Este pueblo consistía en una serie de fortificaciones de bambú construidas por los soldados españoles en septiembre de ese mismo año y conocidas como “baterías 1, 2 y 3”.

Soldados españoles rezando en el poblado de Dalahican, provincial de Cavite, suponemos que antes de la batalla.
 Por ello, el 9 de noviembre de 1896, Vicente, al mando de sus hombres, recibió la orden de formar la extrema retaguardia en el ataque que se hizo de las posiciones enemigas y en el que también luchaba la guardia civil. El asedio empezó a las 6 de la mañana cuando dos columnas de soldados españoles se dirigieron, una a Binakayan, bajo el mando del Coronel José Marina, y otra a Dalahican, bajo el mando del General Diego de los Ríos. Sin embargo ninguna de las dos columnas lograron traspasar la inmensa zanja enemiga y las trincheras desde donde les disparaban los tagalos una intensa lluvia de proyectiles con sus fusiles Remington, mosquetones y rifles Mauser alemanes. Además, los soldados filipinos, que les superaban en número, lograron frenar el avance español con sus ataques y los refuerzos (los 8.000) no lograron llegar a tiempo debido a que los nativos habían destruido el puente sobre el río Imus en Mabolo, que conectaba la ciudad de Bacoor con Cavite Viejo, para dificultar el avance del ejército español.

Eta batalla supuso dos días de intensa lucha en la que el ejército español se tuvo que retirar desmoralizado y en desorden ante la primera victoria importante filipina, debido a la superioridad numérica del enemigo y a que el General Comandante de las tropas coloniales había sido asesinado en otra batalla en agosto y el Comandante de la Guardia Civil, en septiembre, con lo cual carecían de un claro y competente liderazgo con experiencia en la zona. Por ello, algunos soldados españoles altamente desmoralizados se retiraron a sus barcos o se dirigieron de vuelta a Manila. Vicente luchó en dicha batalla hasta que se le ordenó la retirada hacia Dalahican donde continuó 

Sin embargo, esta batalla se prolongó durante 36 horas más, ya que el Gobernador General Blanco mandó a 3.000 soldados que marchasen hacia Dalahican al ataque de la posiciones enemigas. De este modo, Vicente quedó en el campamento de Dalahican   con su batallón, por el resto del año y gran parte del siguiente, prestando sus servicios de avanzado al frente del enemigo.

Fotografía del General Ríos en el campamento de Dalahican, año 1897.

Como pasaba en la Guerra de Cuba, las condiciones de vida de los soldados españoles eran extremadamente duras ya que estaban sometidos a las inclemencias del tiempo y el clima, a la orografía del terreno, a las incomodidades de la vida diaria y a las pésimas condiciones en las que se hallaban, al riesgo al que estaban constantemente sometidos, al agotamiento físico, a los mosquitos y a las enfermedades tropicales (como el tifus, la malaria y la fiebre amarilla) y a las propias de las escasas condiciones higiénicas de sus alimentos (diarrea, disentería, gastroenteritis,…). Además, las guerrillas rebeldes contra las que combatían contaban con la ventaja de luchar en terreno propio y hallarse plenamente aclimatadas a su medio.


Soldados españoles cocinando en Filipinas, año 1896. Se puede ver a uno con un machete despedazando alguna pieza de carne, otro calentando agua en cubos o cocinando en ellos, así como lass pocas condiciones higiénicas con las que se podía preparar la comida.
Sargento español en 1896

Estando en plena Guerra de Filipinas, en 1897, Vicente es informado de que su esposa Juana Francisca había fallecido. 

El  3 de marzo de 1897, Vicente salió del campamento de Dalahican hacia Manila, donde llegó a las 12 de la noche, y quedó en la capital de guarnición. Sin embargo, el día 8 de ese mismo mes, se dirigió con su batallón hacia Las Piñas, donde llegaron a la una de la madrugada del día siguiente y quedó prestando el servicio avanzado al frente del enemigo.

A mediados de marzo los españoles ya casi habían conseguido dominar el territorio y dispersar a los tagalos insurrectos evitando cualquier tipo de contingente bélico de determinada importancia.
  
El 26 de marzo, Vicente tomó el puente sobre el río Zapote con sus hombres formando la extrema vanguardia al frente de su sección. Para ello, tuvieron que cruzar el río a nado y en silencio para sorprender al enemigo. En esta acción, consiguieron tomar el puente y atrapar a tres prisioneros que llevaron con ellos de regreso a Las Piñas.

Fotografía de soldados españoles sobre el puente del río Zapote en la provincia de Cavite, tomada el 3 de junio de 1998.

Al día siguiente, 27 de marzo de 1897, Vicente y sus hombres salieron de Las Piñas con la misión de tomar el poblado y la hacienda de San Nicolás. Allí permanecieron de guarnición durante dos días.

Soldados españoles frente a la Iglesia de San Nicolás de Tolentino en Parañaque, situada unas pocas millas al Sur de Manila. Foto tomada en 1898.

El día 29, Vicente salió de marcha hacia Bacoor con las compañías 5ª y 6ª de su Batallón. Tras 59 kilómetros de dura marcha por la espesa selva filipina, llegaron a su destino a las 9 de la noche.

Oficiales españoles en Baccor, provincia de Cavite, posando ante el tribunal municipal. Foto tomada en 1897.
El 1 de abril, Vicente realizó un reconocimiento de la zona al frente de las dos compañías (5 y 6ª) en dirección al pueblo de Tuiriz, regresando de nuevo a Baccor cuando ya había entrado la noche. El día 3 volvió a salir hacia Cavite Viejo donde quedó con 4 compañías de su batallón prestando el servicio de avanzado y trincheras.

El día 21 de abril de 1897, Vicente tuvo que hacerse cargo del mando de su compañía por haber sido dado de baja el Capitán que la dirigía. Y el 23 dirigió a sus hombres desde Bacoor hacia Cavite Viejo donde quedaron destacados hasta final de mes.

El día 1 de abril, Vicente salió al mando de  su compañía desde Bacoor hacia Tuiriz, pero tuvieron que pernoctar en el poblado Pérez Damariñas  donde se incorporó a la Brigada Castor. El día 2 salieron de madrugada desde Pérez Damariñas 

El 5 de agosto de 1897, Vicente embarcó en el vapor León XIII como pasajero de regreso a la Península Ibérica donde llegó un mes más tarde, el 4 de septiembre. En un diario escrito por otro soldado español explica que las condiciones de regreso a España eran tan duras que a bordo del León XIII se declaró una epidemia de sarampión haciendo aún más difíciles las condiciones en las que viajaban (no sabemos si esta epidemia fue declarada en el viaje de regreso de Vicente o en otro, pero nos hacemos cargo de las dificultades que atravesaron). 


Fotografía del vapor León XIII de la Compañía Transatlántica. Este barco fue destinado a la línea de Filipinas. Tenía una capacidad de 93 pasajeros en 1ª clase, 58 en 2ª y 1198 de 3ª (denominados “emigrantes”).
  
Sala de música interior del León XIII (1ª clase). Foto tomada en el año 1894.


Sala de fumadores del León XIII (1ª clase). Foto de 1894.

Ese mismo año, 1897, a Vicente se le concedieron dos Cruces de 1ª clase al Mérito Militar Naval con distintivo rojo por la Guerra de Filipinas, una otorgada el 12 de agosto de 1897 y otra el 10 de mayo de 1898, por la haber participado en los combates ocurridos en el Barranco de Simbau  y haber participado en la toma de Judang los días 3 y 4 de mayo de 1897.

Imagen: Cruz de 1ª Clase del Mérito Militar Naval con distintivo rojo. A Vicente Arrando se le concedieron dos  por la Guerra de Filipinas: una, el 12 de agosto y otra, el 7 de septiembre.

El 16 de octubre de 1897 se le concedió una licencia de cuatro meses por enfermedad (esta licencia se inició el 28 de octubre y finalizó el 28 de febrero de 1898). Sin embargo, esta licencia creemos que no se debió a un motivo de salud sino a otro mucho más alegre, ya que el 18 de octubre de 1897, a los 40 años de edad, Vicente contrajo segundas nupcias con Francisca Rosario Gabarrón Rodríguez, de Águilas (Murcia) e hija de Ramón y María. Por aquel entonces él tenía fijada su residencia en Valencia. El enlace se celebró en la Iglesia Castrense de Santo Domingo. (El hecho de que ella fuese murciana nos hace presuponer que tal vez conociese a su futura mujer a través de su hermano Emilio, casado con su prima, Regina Milagros).

Francisca tenía dos hijos que dejó a cargo de su hermana en Águilas (Murcia). Ella y Vicente tuvieron tres hijos de su matrimonio:  Julia, Modesto y Regina. Curiosamente años más tarde un hijo de ella, Juan Victoria se casó con Concepción Arrando Cambón, la hija menor de Vicente, fruto de su primer matrimonio.

Fotografía de,  Francisca  Rosario Gabarrón Rodríguez (Rosario para su familia) ,  la segunda esposa de Vicente Arrando. En la foto se encuentra con su hija Regina y dos de sus nietos, Juan y Vicente Victoria Arrando, hijos de uno de los  hijos de Rosario (nacidos antes del matrimonio con Vicente)  llamado Juan Victoria Arrando con Concepción Arrando Cambón.

El año 1898 fue un año nefasto para España ya que el ansía de colonialismo de varios países, para los cuales poder era sinónimo de expansionismo colonial, hicieron de España un objetivo y una presa fácil debido a la inestabilidad política y económica por la que atravesaba el país.

Hasta ese año, España mantenía tres grandes y valiosas colonias: Cuba y Puerto Rico (en el Caribe) y el archipiélago de Filipinas (con más de  3000 islas, en el Océano Pacífico). El Imperio alemán ansiaba las islas Filipinas, al igual que el de Estados Unidos (que ansiaba expansionarse como las grandes potencias europeas, y también deseaba Cuba y Puerto Rico). Y el Reino Unido se había planteado como objetivo las Islas Canarias y una guerra en Filipinas entre España y Estados Unidos le ayudaría a sacar partido de ello, con lo que se convirtieron en sus aliados.

Por un lado, el Cónsul norteamericano en Singapur prometió la ayuda de Estados  Unidos a Emilio Aguinaldo, el principal líder de la sublevación filipina, si regresaba a Filipinas a encabezar la insurrección. El caso es que Emilio Aguinaldo se había retirado de su país porque el Gobierno español le había pagado una buena suma de dinero a cambio de que se exiliase del país y abandonase la dirección del Katipunan. De este modo el líder independentista filipino no se lo pensó dos veces y regresó a su país ante la promesa estadounidense, mientras la flota americana liderada por el Comodoro Dewey se estaba acercando a aguas españolas en Filipinas.

Fotografía de Emilio Aguinaldo, líder de la independencia filipina.

En enero de ese mismo año, Estados Unidos mandó el acorazado de segunda clase Maine a la isla de Cuba (saltándose los acuerdos diplomáticos que ya estaban en curso entre ambos países) con el pretexto de proteger los intereses de los residentes norteamericanos en la zona, pero para intimidar y provocar realmente al gobierno español. El 25 de enero, el Maine entró en la Bahía de La Habana sin previo aviso. Y a las 21:40 horas del 25 de febrero una explosión (que hoy en día se considera de carácter interno) hizo saltar al “Maine” por los aires dejando 254 soldados muertos y 2 oficiales (de sus 355 tripulantes, el resto se salvó porque irónicamente estaban en un baile que las autoridades españolas habían dado en su honor). Sin esperar a que se terminase una investigación, el gobierno de Estados Unidos declaró la guerra a España, a pesar de que España ya había firmado un acuerdo para abandonar Cuba y dejársela a los cubanos. 

Las principales causas que hacían  argumentar el hecho de una explosión interna del “Maine” fueron que si se hubiese tratado de una explosión externa como una mina o un torpedo hubieran habido peces muertos en el puerto (cosa que no sucedió) y además no hubiesen reventado los pañoles de munición como sucedió en esa fecha. Sin embargo, fuese accidental o provocado, Estados Unidos aprovechó la situación para iniciar el conflicto bélico. España, temerosa de la que se le echaba encima, pidió una comisión internacional que arbitrase en el conflicto, pero Washington se negó.



Imagen: Fotografía del acorazado USS  “Maine” entrando en el Puerto de la Habana.

Restos del acorazado Maine hundido en la Bahía de La Habana


El USS Maine hundiéndose tras ser reflotado y remolcado desde el Puerto de La Habana.

Diez días después del hundimiento del “Maine”, el Comodoro Dewey recibió la orden de dirigir la flota americana hacia Filipinas y prepararse para atacar. El 25 de abril llegó a Hong Kong para unirse a la flota y dirigirse hacia el archipiélago filipino. Por el camino desde Hong Kong hacia Filipinas fueron realizando prácticas de tiro cada dos días para prepararse ante la inminente guerra. Y el 30, fondearon frente a las costas del arsenal de Cavite, en la Bahía de Manila.

El 1 de mayo de 1898, la moderna flota americana se enfrentó a la española, que contaba con barcos averiados u obsoletos: dos cruceros de casco de madera (el “Reina Cristina” y el “Castilla”), dos cruceros averiados (el “Velasco” y el “Ulloa”) y tres cañoneros pequeños de mediano calibre (uno estaba inutilizado y otro se hallaba en el Sur del archipiélago). En cambio: la americana contaba con buques modernos, armamento de gran calibre y de tiro rápido, con lo que no le resultó difícil derrotar a la armada española.

La Batalla de Cavite tuvo nefastas consecuencias para la Marina. Y el 3 de julio, otra derrota naval, la de Santiago de Cuba dio lugar a la pérdida de las colonias españolas  y España vio cómo poco a poco se desvanecía el sentimiento de orgullo nacional ante la idea de que poseía  un  inmenso Imperio sobre el que “nunca se ponía el Sol”.

Restos del barco español “Reina Cristina” tras la Batalla de Cavite.

En junio de 1898, se presentaron en la Bahía de Manila varios barcos de diferentes países (ingleses y alemanes) preparados a desembarcar en caso de que fuese necesario. El Imperio alemán albergaba la esperanza de que España le cediese las islas filipinas y el gobierno español empezó a barajar seriamente la posibilidad; sin embargo la negativa de los ingleses, que no querían que los alemanes dominasen el pacífico, les hizo desistir de la idea.

Ante la presión internacional, España mandó la anticuada y escasa escuadra naval de reserva que le quedaba libre (unos cuantos acorazados, mercantes armados y unidades menores) y que no suponía competencia real para la flota americana. Sin embargo, cuando intentaron cruzar el canal de Suez (bajo dominio inglés) el gobierno egipcio les negó el carbón necesario para llegar al Pacífico y tuvieron que regresar a Cádiz, con lo que se desvaneció toda esperanza de defender seriamente Filipinas.

El 30 de julio los combates tagalos se intensificaron, envalentonados por la presencia de la armada estadounidense; pero los soldados españoles les repelieron, llegando a luchar incluso cuerpo a cuerpo. El 7 de agosto, Estados Unidos lanzó un ultimátum para que España evacuase a los civiles en 48 horas, ya que en ese plazo comenzaría el bombardeo de la capital. Sin embargo, ese ultimátum estaba emponzoñado ya que los civiles españoles, a su vez, no podían ser evacuados ya que estaban rodeados por mar, por la flota enemiga en la Bahía de Manila, y por tierra, por los tagalos. Además, las vías telegráficas habían sido cortadas por el enemigo y cuando el mando del ejército español pidió poder consultar por telégrafo al gobierno de la península español, la solicitud fue denegada.

El día 13 de agosto, de madrugada, la flota americana comenzó a bombardear la capital, a pesar de que el día 12 se había  firmado un armisticio entre España y Whashington ya que España había pedido negociar la paz. Manila apenas si pudo aguantar unas horas y se rindió al enemigo perdiendo, de este modo, la guerra y poniendo punto y final a la Guerra de Filipinas con la entrada de las tropas americanas.

El 10 de diciembre de 1898, en el tratado de París, España concedió la independencia a Cuba (aunque bajo dominio estadounidense) y  cedió Puerto Rico, Filipinas y Guam a Estados Unidos que consiguió así su objetivo de convertirse en una potencia colonial. La derrota de España se convirtió en el “desastre del 98”. España recibió en compensación 20 millones de dólares, pero no tuvo más opción que firmar la cesión de los territorios ya que los requisitos americanos era muy claros: si España no aceptaba sus condiciones, al día siguiente iniciaban de nuevo la guerra.

El 1 de abril de 1900, Vicente fue condecorado con la Medalla de la Campaña de Filipinas.

Imagen: Medalla de Filipinas. En el anverso se puede ver la efigie del rey niño y se puede leer: “Alfonso XIII, Al ejército de Filipinas”. Y por el reverso se puede leer: “Valor, disciplina, lealtad 1896-1898”.
Extracto de la noticia publicada en el diario El Correo Militar el 18 de abril de 1890 en ella se nombra que se la otorgado la medalla de Filipinas.

Noticia de prensa histórica del diario La Correspondencia Militar publicado el 1 de mayo de 1901 donde se habla del ascenso de Vicente a Alférez.
El 22 de mayo de 1901, el Capitán General de Cartagena le expidió un salvoconducto para que pudiera residir entre Fanzara (pueblo donde había trabajado como maestro su padre, Juan Francisco, y, ahora viudo, vivía desde que se había retirado en 1892), Castellón y Valencia en situación de excedente.

Fotografía de Fanzara en el siglo XX.

El 5 de septiembre de 1901 se le destinó a la sección de ayudaniía de guardias del arsenal de Cartagena donde se presentó el 30 de octubre para tomar posesión del cargo.


Fotografía de marineros y obreros del arsenal de Cartagena posando. Foto tomada en 1897.
 El 13 de noviembre se le concedió la excedencia voluntaria porque creemos que tenía intención de visitar a sus familiares de Barcelona, Castellón y Valencia (lugares donde residían algunos de sus hermanos y sobrinos). Esta excedencia resultó prolongada. 

Sin embargo, el 16 se trasladó hasta Fanzara y allí continuó hasta finales de año, todo el año siguiente y gran parte de 1903, es decir un total de 19 meses; (por ello suponemos que su padre, de 79 años de edad,  se encontraba en una situación de salud delicada y Vicente, el único que permanecía viudo, se dedicó a cuidarlo).

El 1 de julio, Vicente trasladó temporalmente su residencia a Gandia (Valencia) y allí permaneció 11 meses hasta que el 9 de abril de 1904, decidió volver a Fanzara. 

De nuevo en el pueblo donde su padre vivió sus últimos días, Vicente pasó 39 meses, es decir desde el 9 de abril de 1904, hasta finales de junio de 1907.

El 1 de julio de 1907, a los 50 años, Vicente fijó su residencia en Barcelona. 

El 29 de enero de 1908, causa baja definitiva en el cuerpo ya que por Real Orden se le concedió el retiro del servicio. Su pensión mensual ascendía a 168,79 pesetas que cobraba por medio de la Delegación de Hacienda de Barcelona (D O nº 22, página 136). Sin embargo el 2 de junio el Consejo Supremo de Guerra y Marina le concedió una mejora de su pensión con un  aumento a 187,50 pesetas mensuales. 

Certificado del Rey Alfonso XIII otorgando a Vicente Arrando el retiro con pensión. Firmado por el rey en palacio el 9 de marzo de 1908.
El 29 de julio de 1911, por Real Decreto, se le promovió al empleo de Capitán de la escala de reserva disponible  del cuerpo de Infantería de Marina en situación de retirado con la antigüedad del 4 de diciembre de 1903 (D.O nº 145 y 150).  Además, el 9 de septiembre de ese mismo año se le asignó una pensión de 262,50 pesetas a cobrar en la Delegación de Hacienda de Barcelona con la antigüedad del 1 de febrero de 1908.

El 12 de enero de 1913, Vicente cumplió la edad reglamentaria de 56 años para el retiro forzoso (dentro de su grado de Capitán). Había cumplido 35 años, 7 meses  y 5 días de servicio efectivo que con los abonos recibidos por la Guerra de Filipinas de 9 meses y 3 días se convirtieron en el total de 36 años, 4 meses y 8 días con los que optaba a recibir una condecoración de la Real Orden de San Hermenegildo.

El 21 de julio de 1913, el Consejo Supremo de Guerra y Marina del Ministerio de la Guerra le concedió la Cruz Sencilla de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo con la antigüedad del  22 de septiembre de 1901, según consta en el D O del Ministerio de Marina nº 173, página 1291.

Imagen: Cruz Sencilla de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo. Premio a la constancia militar; a Vicente se le concedió el 22 de septiembre de 1901 por 25 años de servicio militar.
Extracto del Diario Oficial del Ministerio de la Guerra, publicado el miércoles 23 de julio de 1913 con la relación de oficiales que recibieron ese año la Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.
Extracto del Diario Oficial del Ministerio de la Guerra, publicado el miércoles 23 de julio de 1913 con la relación de oficiales que recibieron ese año la Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.
Fotografía de la Cartera de Identidad de Marina de Vicente Arrando Cutanda. Firmada por él el 22 de septiembre de 1913.
Cubierta de la Cartera de identidad de Marina de Vicente Arrando Cutanda que conservan sus descendientes
El 10 de febrero de 1914 se le incluyó en la escala de aspirantes a cobrar pensión de la Real y Militar orden de San Hermenegildo con la antigüedad del 22 de septiembre de 1909 (D O nº 35, página 226)

Documento anexo a su expediente militar donde se nombra a Vicente aspirante a la escala d pensión retribuida por la Real y Militar Orden de San Hermenegildo (21 de febrero de 1914).

Vicente Arrando Cutanda falleció en Barcelona el día 4 de diciembre de 1927 a los 70 años de edad.

Según  su nieta, Margarita, su madre, Regina, le explicaba que su abuelo era una bellísima persona,  muy educado, con mucho sentido común y muy familiar. A su vez, era muy apreciado en Fanzara ya que, cuando se encargaba de los quintos, procuraba que tuviesen algunos permisos en épocas de siembra o cosecha para que pudiesen ayudar a sus padres en el campo.

A pesar de vivir en tierra firme durante sus últimos años siempre tuvo muy presente el mar. Un ejemplo de ello lo demuestra el hecho de que pintó un barco junto a uno de los balcones de su casa de Fanzara.

Fotografía de Vicente Arrando Cutanda de mayor.


Queremos agradecer a Margarita Catalán Arrando y a sus hijos su cooperación, ya que sin ellos este capítulo no hubiera sido posible.
Fin
Lupe