Curiosidades sobre lo que sucedió tras la muerte del
Teniente General Arrando
Hace tiempo
que quiero hacer un pequeño añadido al capítulo del General Arrando explicando
lo que sucedió tras su muerte, pero, por falta de tiempo, no puedo redactarlo
adecuadamente (se intentará más adelante). Así que me desquito para quédame más
tranquila explicando de manera más informal algunas anécdotas que sucedieron tras su
muerte y algunas observaciones de mi cosecha.
Al parecer
el General había amasado una fortuna (no sabemos si pequeña o mediana) a base
de tierras, casas, dinero, prestigio, contactos y pensiones recibidas por cada
una de las súpermedallas y condecoraciones de máximo rango militar, así como su
sueldo de diputado, senador y pensión militar de Teniente General. Aunque
el tema de la herencia no está muy claro, sabemos que su hija mayor, M del
Carmen, que era viuda, ganaba la nada despreciable suma de 5000
pesetas anuales en concepto de huérfana de su heroico padre
(cobrada a partir del 21 de noviembre de 1899). Suponemos
que, a su vez, su madre también ganaría una buena suma
por ser su viuda. Su hija menor, Josefina, casada con Eduardo García de Oñativia
también disfrutaba de una posición bastante acomodada ya que su marido era
médico, abogado, militar además de político.
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Extracto del Diario Oficial del Ministerio de la Guerra del 23 de noviembre de 1899.
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Eduardo
García de Oñativia, nació en Philadelfia (Estados Unidos) en julio de 1869,
aunque era hijo de militar español que ostentaba un alto cargo para el ejército
español (algo parecido a un embajador o Gobernador militar o algo
así en Nueva York). Éste era hijo de Coronel y nieto de Coroneles por ambas
líneas (tanto la materna como la paterna), es decir militar de alto abolengo por
los 4 costados. Además, tanto él como su esposa tenían fama de hacer generosas
donaciones a la Iglesia y, por ello, el mismísimo Papa de Roma, León XIII, le
concedió el título de Conde de Oñativia por cesión papal el el 29 de mayor de
1891, (título que se hizo entrega en una carta redactada en italiano con
el sello papal y que llevaba adherida la condición de que no se
pudiera heredar a sus descendientes). De su carrera política cabe destacar que,
tras la muerte de su suegro, ocupó el cargo de diputado a Cortes que el propio
Teniente General Arrando había ocupado anteriormente. Como hecho curioso cuando
murió Eduardo, (el 7 de marzo de 1900) , la casa mortuoria desde la cual salió
su féretro hacia el Cementerio
Sacramental de San Lorenzo y San José se hallaba en la Calle General Arrando
(una de las calles de Madrid , más nobles y lujosas de la época).
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retrato de Eduardo García de Oñativia a los 12 años. Foto tomada en 1881 en el estudio fotográfico Antonio García de Valencia. |
Pues bien,
parece ser que su mujer, Josefina, o ambos decidieron solicitar a la
reina regente, Mª Cristina (viuda de Alfonso XII y madre de Alfonso XIII) que
se le concediese la gracia de que ese mismo título de Conde fuese válido en
España. Cosa que la reina concedió el 12 de diciembre de 1891, tras pagar los
derechos de uso para España, pero lo hizo con dos condiciones: por un lado, que no fuese
heredable y que no pudieran cobrar por él ninguna cantidad anual como el resto
de los nobles hacían.
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Extracto del libro “Relación de títulos vacantes ” de Ediciones Hidalguía.
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Al parecer
las hijas del General se discutieron por el lugar dónde debían reposar los
restos mortales de su padre. El General ya había sido enterrado en
Madrid, pero su hija mayor, M del Carmen, mandó construir en Onda en
1902 un panteón familiar para ella y para toda su familia, con la
esperanza de trasladar el féretro de su padre hacia su tierra
natal. Sin embargo, tanto su hermana menor como su madre se opusieron y
ello conllevó la discusión de las hermanas.
Josefina se
quedó viuda en 1900 y en 1902 solicitó a la reina una pensión de huérfana de su
padre, tal y como ya disfrutaba su hermana mayor, ya que no cobraba viudedad de
su marido Eduardo. La respuesta de la reina regente fue clara, a
partir de esa fecha la cantidad que recibía su hermana, M del Carmen se
repartiría a partes iguales.
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Extracto del Diario Oficial del Ministerio de la Guerra del 16 de marzo de 1902.
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Más tarde, el
22 de junio de 1912, Josefina (a la que le sabía poco ser Condesa viuda de Oñativia)
volvió a solicitar a la reina otro favor: el que se le concediese a su padre,
ya difunto, el título póstumo de Marqués de Arrando y que fuese ella la que lo
heredase directamente. Sin embargo, la reina no accedió a su súplica
considerando que no tenía sentido
considerando que su padre estaba ya difunto. Por otro lado, ella no tenía
herederos que lo pudiesen heredar y su padre ya había rechazado anteriormente el título de
Marqués de la Junquera. O sea, que jamás existió tal título de Marqués de
Arrando y el de Conde de Oñativia desapareció con la muerte de Eduardo.
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Extracto del libro “Relación de títulos vacantes”. Los expedientes de ambos títulos se conservan en el archivo del Ministerio de Justícia, sección notables.
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